Al parecer, la cosa va de presencias
inesperadas en las inmediaciones del portal de la sede del PP en Aragón, pero
hoy se ha presentado a las once en punto Bertolt Brecht, que, tras saludar
parcamente, me ha pedido un cartel. Le he dado uno que proclamaba el derecho a
la salud y allí se ha quedado hasta las trece horas, aunque antes me ha
entregado una hoja de papel donde había escrito a mano su poema Contra la Seducción:
No os dejéis seducir:
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.
La lluvia ha estado amagando en vano
mojarnos y el cierzo ha soplado a ratos con frenesí. Alguna señora ha
pretendido enviarnos “a los que ahora mandan”, pero ella ha sido la que ha se
ha marchado con el rabo entre las piernas. Otra, antes de meterse en la sede
del PP, ha mascullado no sé qué de la calle Alfonso. Mónica, de Calanda, ha
estado contándonos sus dificultades para que le autoricen el derecho a tener
una silla de ruedas eléctrica. Marga, Marisol, Beatriz y el profeflauta,
felices.
Tommy Dorsey toca y Charlie Shavers canta The Hucklebuck. (Cualquier tiempo pasado fue anterior…).
Hasta mañana
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