viernes, 4 de abril de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 219



Viernes. Último día de la 45ª semana en el portal de la vivienda de la Consejera aragonesa de Educación. Día primaveral si no fuera por tanto y tanto cierzo. Los sabios aforismos de Pilar y las indagaciones filosóficas de Adrián han acompañado hoy al perroflauta motorizado en ese portal. La invidente que vende cupones en esa calle y que había pedido una camiseta o una bufanda de Marea Verde se ha ido hoy la mar de contenta luciendo la bufanda del perroflauta.

El Informe Pisa vuelve a suspender al alumnado español por no saber resolver problemas prácticos (vg. buscar el itinerario más corto en una línea de metro o programar un aparato de aire acondicionado). En toda mi vida de profesor he encontrado, sin embargo, una realidad que poco o nada tiene que ver con lo que parece asegurar Pisa: muchachas y muchachos despiertos, espabilados, con ganas de vivir y con verdadera curiosidad por conocer si lo que había en clase movía su atención y su interés, casi siempre traducido y aplicado a sus vidas.
Al mismo tiempo, eso sí, procuraba que ellas y ellos pensaran y hablasen también sobre tanta gente adulta y joven en el mundo que no tiene metro ni autopistas ni carreteras, sino solo un único camino embarrado y empinado de varios kilómetros para ir y volver de la escuela (cuando la tienen), o sobre tanta gente en el mundo  que desconoce qué es eso de un aparato de aire acondicionado. Procuraba igualmente que ellas y ellos indagasen el precio del billete de metro madrileño y su relación directa con los ingresos de un parado, de un estudiante medio o del salario mínimo interprofesional. O, en fin, la contaminación creciente del planeta Tierra y el aumento del agujero de la capa de ozono debido, entre otras cosas, a estos aparatos de aire acondicionado.
Estoy de los Informes Pisa hasta el gorro, pues sus cuestionarios suelen reflejar e inculcar el modo de vida, las necesidades y los intereses de una minoría rica (“desarrollada”, se autodenomina: ¿qué desarrolla y qué no desarrolla realmente?) que da la espalda a la mayoría de la población española y mundial. Los medios de comunicación, en su inmensa mayoría propiedad de esa minoría rica e instrumento manipulador al servicio de sus intereses, se limitan a recalcar lo mal que va la educación (¡ahora también en el ámbito práctico de la formación de l@s niñ@s y jóvenes que acuden a las aulas!). Entretanto, silencian los criminales recortes (¡ajustes!, los llama el Gobierno) perpetrados en educación y en enseñanza.
Los señores de Pisa, los Ministerios y las Consejerías autonómicas de Educación confunden dos cosas complementarias, pero distintas. Sin duda, para vivir, para ganarse profesionalmente la vida digna y honradamente, para moverse en la sociedad actual, el alumnado debe aprender mucho y bien (sobre todo a pensar, a cuestionarse y a buscar), pero eso no agota el saber, el verdadero conocimiento, sino que, por el contrario, el conocimiento y el saber alcanzan un nivel que supera el mundo de las necesidades utilitarias. El problema estriba en que los dirigentes y gobernantes en el mundo educativo ignoran (no solo desconocen, sino que también ignoran) la necesidad de que salgan de las aulas (desde Infantil a la Universidad) personas libres, cultas, inquietas, críticas, autónomas, dueñas de sus vidas, solidarias, vacunadas contra las supersticiones y las falacias, en busca permanente de su propia utopía.
El saber, antes de poder ser dividido en teórico y práctico, es en cualquier caso formador y humanizador: contribuye a formar esa clase de personas, las enriquece, humaniza al mundo y a la vida, hace que todos y cada uno de los seres humanos necesiten la libertad y la igualdad como condición ineludible de su felicidad. Si la escuela no busca y hace eso, ¿para qué la escuela? ¿De qué escuela estamos hablando? ¿La escuela de Pisa, de Wert, de Serrat?
Así acaba el penúltimo capítulo del libro de Daniel Pennac Mal de escuela (Mondadori, 2009): 
“- ¡Vamos, dilo!
-                 Te digo que no puedo. Si sueltas esta palabra hablando de instrucción, te linchan, seguro.
-                  ….
-                  
-                  …. El amor” .

Y con un tono entre reflexivo y amargo, concluye: “Es verdad, entre nosotros está mal visto hablar de amor  en materia de enseñanza. Intentadlo y veréis, es como mencionar la soga en casa del ahorcado” .

Pues bien, hoy proclamo mi amor por todos/as y cada uno/a de los/las alumnos/as con quienes he compartido tantas cosas hermosas y valiosas en el aula a lo largo de mi vida.



Hasta el próximo día

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