sábado, 8 de junio de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 6


Hoy he visto otros rostros y otras miradas: pertenecen al personal de limpieza de los hospitales y centros de salud públicos, en huelga desde hace varias semanas. Y especialmente a las tres personas (Ana, José Luis, Ángel) en huelga de hambre ya desde hace seis días. Conozco sobre todo a Ana, menuda, todo empuje y nervios, resuelta hasta donde se proponga. Su cara revela todos esos días sin ingerir comida, está más delgada y sus ojos verdes preciosos brillan menos. Fuma y fuma fuera del hospital, y me quedo asombrado de su energía. Llega, por ejemplo, un inspector de trabajo, y sube rauda con una compañera a ver qué pasa. Después informa, responde a las llamadas incesantes de su teléfono, explica a toda la gente que nos vamos acercando al local que ocupan los/las huelguistas para darles un abrazo, para infundirles ánimos, para aprender cómo se vive y se lucha incondicionalmente.
Ana sale conmigo a la vera de Urgencias del Hospital Clínico, donde se hallan, trabajan y duermen en un local pequeñito, y me explica cómo van las cosas. Van a continuar luchando por el mantenimiento de sus condiciones laborales y no ser engullidos así por las fauces insaciables de la Ley Laboral del PP. Hasta la extenuación. Hasta el final. Y la escucho y siento ganas de abrazarla, de cuidarla. Es mi amiga y es mi hermana. La quiero así, pero también la quiero salva.
Volviendo a casa, caigo en la cuenta de que nada tengo que escribir ya sobre la gente que cada mañana, de lunes a viernes, desfila ante mí por la calle Alfonso I de Zaragoza. Simplemente, agradezco las maneras y actitudes buenas y civilizadas, y me producen tristeza las agresivas o las indiferentes. Al fin y al cabo, allí estoy como un perroflauta más, sin flauta y sin perro, con una silla que me asimila en la mente del viandante a los mendigos y marginales que habitan esa calle, buscándose de mil maneras la vida.
Siento solo gratitud hacia todos eso huelguistas del servicio de limpieza de hospitales y centros de salud públicos de Aragón. Siento también preocupación por Ángel, José Luis y sobre todo por Ana. Saben que estaré a su disposición en cuantas acciones emprendan los próximos días.
¡La limpieza no se rinde!, es su lema. Y yo, tampoco.

2 comentarios:

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.