domingo, 30 de junio de 2013

Snowden, el dedo y el sol



Desde hace unos días estamos viendo un enorme dedo en casi todos los medios de comunicación. Hoy, al despertarme, he observado la gran cantidad de gente que sigue absorta, mirando ese dedo, sin percatarse del enorme e hiriente sol que el dedo señala. Llevamos muchos años a la sombra de la necedad que se queda contemplando exclusivamente el dedo. Esla fuerza de la costumbre: hemos vivido mentalmente como rajás, pues solo se nos pedía ser unos buenos consumidores  todos los días del año y unos fieles votantes un día cada cuatro años.
El dedo se llama Snowden, un joven espía norteamericano que ha puesto de manifiesto que no hay persona, institución, organización, gobierno o parlamento que no esté vigilado por los espías del país en cuyas monedas se recuerda que confían mucho en Dios, pero que, por si acaso, espían a troche y moche.
Hoy, domingo, podemos leer grandes reportajes sobre el dedo Snowden, su paradero y su posible asilo político. Al parecer, ha estado en la poco fiable Rusia de Putin y puede acabar en el Ecuador de Correa, que ha revelado su conversación telefónica con el vicepresidente estadounidense que, a su vez, le ha solicitado la extradición, si aterriza en suelo ecuatoriano.
 Según el dedo oficial norteamericano, Snowden es un traidor y un prófugo, pero no dice una sola palabra sobre la red (asquerosamente ilegal) de espionaje ni sobre los jefes de los espías ni sobre los espiados. En otras palabras, al sol que le vayan dando.
Tampoco he visto en las numerosas noticias hispanas y/o europeas que algún dirigente, país o Comisión política de la UE haya llamado a consultas a sus respectivos embajadores, ni siquiera que haya pedido alguna explicación, aunque eso es más fácil de entender: al emperador romano tampoco osaban pedirle cuentas desde la Liguria o Hispania, pongamos por caso.
Total, que llevo leyendo en el muro de Facebook día tras día avisos y admoniciones varios sobre la preservación de los documentos, archivos y fotos que algunos usuarios tienen colgados en sus respectivas cuentas, y me parto de la risa, pues estamos más fichados que los libros en la Biblioteca Nacional.
Y lo peor de todo es que los manipuladores oficiales de la información pretenden convencernos de que todo ese espionaje es por la democracia, la libertad y la lucha contra el terrorismo. Y nos quedamos mirando el dedo y pensando: “ah, sí, claro. AlQaeda”. Y los verdaderos terroristas, los más terroristas de entre los terroristas del planeta (llevan placas y carnés donde pone “Seguridad” en mayúscula) se ríen de todos nosotros, de tantos y tantos necios que seguimos mirando el dedo con la conciencia de pertenecer a la buena ciudadanía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.