lunes, 3 de junio de 2013

Escrito dirigido y entregado hoy al Delegado del Gobierno en Aragón

Hoy he  entregado este escrito, dirigido al Delegado del Gobierno en Aragón y entregado en la sede de la Delegación del Gobierno con el nº de registro: 34796/RG 1702607.
Entre otras cosas, se le insta en él a reflexionar sobre las consecuencias de la política socioeconómica del Gobierno que representa y a abandonar el sistemático recurso sancionador como única respuesta frente a la ciudadanía que reivindica  sus derechos y denuncia la merma diaria de los mismos.

                                               
Zaragoza, tres de junio de 2012


Delegación del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Aragón
Plaza Nuestra Señora del Pilar, s/n
50003 - ZARAGOZA

A la atención del Sr. D. Gustavo Alcalde Sánchez
 Delegado del Gobierno en Aragón



Respetable señor Delegado del Gobierno en Aragón:

El cumplimiento del deber de un político y un gobernante no se circunscribe a un reglamento o un código concreto de conducta. La ciudadanía supone que saben por qué y para qué son lo que son y están donde están, así como que sus señas de identidad no provienen de la oficialidad de su cargo, sino del pueblo del que procede todo poder y cuyos intereses deben servir.
Permítame decirle que, como Delegado del Gobierno en Aragón, además de sus funciones constitucionales de representar al Gobierno central, dirigir la Administración del Estado en Aragón y coordinarla con la Administración aragonesa, su función principal es contribuir a la realización efectiva de las libertades y los derechos fundamentales establecidos en esa misma Constitución y a los que cualquier otra medida y acción deben estar supeditadas.
En este mismo orden de cosas, Vd. debería saber que el pueblo aragonés está sufriendo numerosos y deshumanizadores recortes en sus libertades y derechos, perpetrados por las Administraciones central y autonómica entre las que usted está orgánicamente ubicado. Basta repasar someramente las últimas actuaciones gubernamentales con las personas trabajadoras en el ámbito público o privado –sometidas a empleos cada vez más precarios y a salarios cada vez más exiguos-, las desahuciadas, desempleadas, dependientes, pensionistas, etc. Personalmente, he tenido el honor y el privilegio de estar en contacto directo con algunos de esos colectivos y debo comunicarles que son personas excelentes y seres humanos que enriquecen con su solidaridad y valentía. Por eso no se merecen el trato que usted y el Gobierno que representa están propinando a algunos de ellos.
La respuesta justa y adecuada a sus problemas no debe ser la represión, la multa, la sanción o la presencia inmediata de la policía en cualquier evento, por muy pacífico y solidario que pudiere ser. La ciudadanía, en general, pero especialmente el desempleado, el desahuciado, el pensionista, el enfermo crónico, el dependiente, el personal sanitario o docente, esperan de usted medidas reales y efectivas para que sus derechos constitucionales (vivienda, trabajo, salud, educación, etc.) sean realidades tangibles.
España y Aragón se están convirtiendo en un país donde una  minoría cada vez vive mejor y es más rica, a la vez que una porción cada vez mayor de la población se sitúa por debajo del umbral de la pobreza. Eso no ocurre a pesar de las medidas adoptadas por su Gobierno, sino a causa de que tales medidas están conduciendo inexorablemente a tal situación. Usted está empleando una mano muy dura contra algunos miembros y colectivos de la comunidad aragonesa que han manifestado públicamente sus denuncias y reivindicaciones. Permítame invitarle a reflexionar que su Gobierno efectúa  los más duros “escraches” cada vez que, amparado en leyes y normativas, deja a una persona en la calle, sin vivienda, sin trabajo y sin otro futuro que su propia desesperación.
Por eso mismo, le invito también a abandonar el recurso sancionador y represor, y así recuperar las señas de identidad más auténticas de todo político y gobernante: servidor público del pueblo, fomentador de sus libertades y sus derechos fundamentales. Por la vía del castigo y del miedo no se solventan los problemas. Por el contrario, estos se avivarán y crecerán de forma imparable.

Atentamente se despide




Fdo. Antonio Aramayona


En Zaragoza, tres de junio de 2013




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