He recibido carta del alcalde de
Zaragoza, Juan Alberto Belloch, de fecha 14 de octubre de 2014. He supuesto que
contestaba a mi escrito del 2 de septiembre sobre la contradicción que supone
un Reglamento de Protocolo municipal donde se especifica la obligación de que
todos los concejales, entre otros, asistan a los actos solemnes (incluidas
misas y procesiones) y el hecho de que algunos concejales, principalmente los
de IU y CHA no asistan, por lo que le solicito que cambie el Reglamento o
sancione a los concejales que no cumplen. El texto íntegro de mi carta puede
leerse en http://lautopiaesposible.blogspot.com.es/2014/09/carta-al-alcalde-belloch.html
He leído la carta del alcalde de Zaragoza
y me parece una auténtica tomadura de pelo. Personalmente, había consultado con
unas personas amigas de un despacho de abogados si mi escrito respondía veraz,
jurídica y objetivamente a lo expuesto en el Reglamento. Pues bien, hay asuntos
que Belloch no toca (por ejemplo, el objeto principal de mi carta), otros
apenas los roza con una catarata de largas y rimbombantes citas. Repito,
considero la respuesta de Belloch un ejercicio de cínico recochineo. Considero
que debo privar a los posibles lectores de semejante tortura barroca, pero si
alguien está interesad@ en leerla, haré que la escaneen (¡gracias, Marisol!) y
la publicaré.
Y ya, puestos a lecturas absurdas, leo en
la Montaña mágica, de Mann: “Santa
Isabel de Hungría había sido flagelada hasta sangrar por su confesor, Konrad
von Marburgo, inquisidor general y su confesor; según la leyenda, “su alma ascendía hasta el
tercer coro celestial”, y ella misma había azotado a una pobre anciana que
tenía demasiado sueño para confesarse”. Las cosas asombrosas
también hay que compartirlas. Seguramente no lo intentaron, pero se trata sin
ligar a dudas de un caso flagrante de “sadomaso”, eso sí, ascendido a los
altares.
Picado por la curiosidad, pido
ayuda a míster Google y surgen como cerveza de un bote recién agitado casos y
casos similares: De momento, me limito a transcribir uno, igualmente de gran
altura /si bien no altura intelectual): “José
de Cupertino fue un fraile franciscano italiano considerado un santo y un
místico. Se dice que San José de Cupertino fue objeto de una levitación
espontánea en octubre de 1630, durante una procesión en honor a otro santo,
Francisco de Asís. José de Cupertino se mantuvo flotando sobre la multitud
durante algún tiempo, para eventualmente regresar a suelo firme. Debido a que
este milagro de levitación sucedió más de una vez, incluso en frente del Papa
Urbano VIII, José de Cupertino es
considerado el santo patrón de los pilotos y astronautas”.
Por lo demás, mañana
tranquila de viernes. Mención especial a Antonio, amigo entrañable de Morata, y
a Jesús, profe en un IES de Alcañiz.
Para que todo quede en
calma, Khachaturian nos ofrece su Adagio:
Hasta el próximo día
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