Otra mañana
plagada de ruidos y de obras. Indescriptible. Esto es lo que hay a pocos metros del portal de la vivienda de la Consejera aragonesa de Educación.
Hoy, Carlos
y yo hemos cantado tranquilamente el Canto a la Libertad a las doce del
mediodía. Han sido para mí momentos emocionantes. Después, ya hemos estado
acompañados. Aquí están, por ejemplo, Palmira, Rosalía )a la que le tocaba
comparecer hoy en la Delegación del Gobierno) y Enrique, que comparecerá
mañana. Unidos por el matrimonio, y desde hoy también por la comparecencia...
Ayer me
acerqué a la Casa del Estudiante (c/ Corona de Aragón, 42) de Zaragoza, donde
estaba convocada una Asamblea de Marea Verde a las 19 horas. Me llevé, una vez
más, el chasco de ver que el edificio no era accesible para personas que van en
silla de ruedas. Me quedé sin Asamblea, y mientras regresaba a casa estuve
pensando en que si los docentes ni el alumnado ni el resto de miembros de la
comunidad educativa carecen de la mentalidad y de la sensibilidad acerca de
esta cuestión (se trata de derechos elementales de personas como ellos), si el sujeto
impersonal está por encima de la responsabilidad y la conciencia personales (al
parecer, no atañe la solución del problema a personas, sino a instituciones,
por lo que el lavatorio de manaos puede llegar a ser general), de qué grados,
másters, educación, enseñanza o marea se está hablando. Entre las escasas
personas que hasta el momento que volví a casa parecían asistentes a esa
Asamblea estaba incluso el ex Presidente de la FAPAR y portavoz actual de la
Plataforma de Defensa de la Escuela Pública, por lo que también me pregunté qué
ocurría con todos esos niños y niñas que necesitan acceso y atención especiales
si la mirada y la sensibilidad al respecto parecen estar en partes poco
confesables. ¡Qué pena!
A ver si te
gusta esta canción
Hasta mañana
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