miércoles, 29 de octubre de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 370

Desde hace tiempo, cada mañana de cada día se nos atragantan las galletas o los croissants al enterarnos de la última entrega en la historia interminable de la corrupción. Hoy, entre los últimos sonidos de Daniel y los preparativos de sus papás para regresar a casa, Aznar, Abengoa y Gadafi. Arrugan la nariz, miran al teleobjetivo y proclaman su inocencia mientras no se demuestre lo contrario. 

Paralelamente, Marisol y yo hablábamos el otro día de que ir cada día al portal de una Consejera de Educación por la escuela pública y laica, y contra los recortes, es una purificación. No hacemos nada grande ni pretendemos cambios espectaculares, pero sí acudimos diariamente allí por y para hacer y ser lo que debemos y queremos. Si hay alguna alternativa mejor, más eficaz, directa, pertinaz y contundente, con mucho gusto iré y haré todo cuanto esté en mis manos para hacerla realidad. No me creo inocente ni me siento superior a nadie, solo me siento en paz conmigo mismo cada día que me levanto y me acuesto. Purificado. 
Hoy, además ya no están aquí Bego, Daniel, Javier y Pilar, pero me siento lleno de las personas y las personitas que más quiero.
Por lo demás, amaneció nublado, húmedo, nebuloso, oscuro. El viernes próximo, 31 de octubre, Diana, Diego y Jara nos regalarán su presencia aquí, en Zaragoza, con nosotr@s. Haremos lo posible por que se sientan bien y descansen, por que dediquen un día al menos a descansar y disfrutar. Ell@s van en bici. Nosotr@s caminamos. Tod@s en el mismo camino, hacia los mismos horizontes.
Marisol y yo hemos cantado solos el Canto a la Libertad. Sin embargo, bastantes personas se han detenido a preguntar, hablar y contar jirones de sus biografías, en algunos casos muy emotivas. Algunas de ellas han querido fotografiarse con nosotros.


Hasta mañana. No pasarán. A galopar, pues:


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