Publicado en ATTAC Mallorca el 23 de agosto
Publicado en ATTAC España el 24 de agosto
Tres
muchachas del grupo punk ruso Pussy Riot han sido condenadas a dos años de
prisión por "gamberrismo motivado por odio religioso", pues cantaron en la catedral una
“oración punk”, suplicando a la “madre de Dios” que echara a Vladimir Putin, actual presidente de
Rusia. Días antes se había levantado una campaña mundial a favor de la libertad
de las tres mujeres, a la que se sumaron relevantes figuras del mundo musical,
como Sting, Madonna, Björk o Paul McCartney.
Buena aparte de los medios de comunicación españoles no
fueron a la zaga, calificando la condena de las Pussy Riot como “acto de
intolerancia”, “atentado contra la libertad de expresión” o incluso signo de la
“alianza entre las autoridades políticas y los sectores conservadores,
condensados en la iglesia ortodoxa”. La prensa afín a la derechona hispana carga
las tintas sobre todo en los “apoyos a las Pussy Riot en todo el mundo” y en
que la canción iba en contra del presidente ruso (que goza en numerosos medios
de comunicación españoles de tan escasas simpatías como los “populistas” Morales, Correa, Castro o Chávez, a diferencia, por ejemplo, del
rey Fahd de Arabia, Hamid Karzai o Benjamín Netanyahu).
Alguien se preguntará qué dirían esos mismos medios de
comunicación españoles si esas "acciones provocadoras y humillantes en un
templo religioso, que afectaron a un amplio círculos de creyentes", como
dice la sentencia rusa, hubieran ocurrido en España. Dicho de otro modo, cuál
sería su reacción si un grupo de cantantes punk españolas irrumpieran en la
madrileña catedral de la Almudena, cantando “madre de dios, echa a Rajoy”. En tal caso, sin ningún género
de dudas, sus alaridos de indignación y su furor clamarían ante los tribunales
celestiales y las esencias patrias, a la vez que pedirían las más duras penas
contra tal “agresión a los sentimientos religiosos”, con lo que coincidirían de
pleno con el fallo contra las Pussy Riot, y clamarían que esas chicas incurren
en "clara falta de respeto hacia los visitantes y a los sacerdotes del
templo, humillando y defendiendo profundamente los sentimientos y los referentes
religiosos de los creyentes".
Algún medio resalta incluso que, siendo Rusia un “Estado
laico”, con la sentencia condenatoria de las Pussy Riot se pone en evidencia la
connivencia entre los poderes políticos, los sectores conservadores y la
iglesia ortodoxa. Esos mismos medios (y sus primos hermanos) jamás mencionan el
Concordato de 1953 y los Acuerdos entre el Vaticano y el Estado español, o los
cerca de 11.000 millones de euros que anualmente recibe la iglesia católica con
cargo a los PGE. Como declaró una de las chicas condenadas, si hubiesen cantado
“madre de Dios, protege a Putin” en vez de pedir que lo echara, ni siquiera
habrían sido enjuiciadas. De hecho, a Rouco
Varela y a toda la CEE les parece de perlas, por ejemplo, que el Jefe del
Estado o del Gobierno de España lean en Santiago de Compostela ante la estatua
de un supuesto apóstol de Jesús de
Nazaret unas rogativas y súplicas que mueve a la hilaridad o a la
indignación.
En España no existe delito de blasfemia, pero el artículo 525
del Código Penal contempla el delito de escarnio y una pena de ocho a doce
meses a “quienes, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan
públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento,
escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también
públicamente, a quienes los profesan o practican”. Es decir, en España la
blasfemia no es delito, como tampoco la leche es leche, sino solo blanca y en
botella.
Basta
recordar el caso de Javier Krahe, que,
junto a la productora de Canal Plus, fue llevado al Juzgado de lo Penal por el
Centro Jurídico Tomás Moro, de corte ultracatólico (en el titulo de su web se
lee: “cristianizando el derecho, cristianizando la sociedad”), por un vídeo
casero de menos de un minuto realizado treinta y tantos años antes y donde se
cocina en clave de humor un crucifijo. ¿Cuál sería su ultrarreacción en el caso
de que unas muchachas cantaran y bailaran, pongamos por caso, al son de La
Internacional en la catedral de su ciudad?
En noviembre de 2010 la Asociación Estatal de Abogados
Cristianos presentó también una querella contra el actor Leo Bassi, así como contra el Ateneo Republicano y el rector de la
Universidad de Valladolid, coorganizadores del acto celebrado en el Paraninfo
de dicha universidad, al considerarlo autor de una ofensa pública hacia la
religión católica, con incitaciones al odio y violencia por razones
confesionales.
Como dice Cioran,
“el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado: así nacen las ideologías,
las doctrinas y las farsas sangrientas”. Y añade en otra parte: “si Dios fuera
Cíclope, España le serviría de ojo”.
Te escribo para felicitarte por tu blog para pedirte autorización para usar la imagen de tu cíclope que me parece fantástica. Inclusive quisiera saber si acaso pudieras pasarme datos de quien sea su autor. Desde ya muchas gracias.
ResponderEliminarJulián Rodríguez