Con los jueces y el personal laboral de la Administración de Justicia
concentrados, en la calle, cuando no están trabajando en unos Juzgados
obsoletos e ineficaces por pura desidia de los sucesivos Gobiernos, protestando
contra la presunta reforma (de nuevo, un eufemismo) de Ruiz Gallardón, al ministro no se le ocurre otra cosa que
decir que las protestas se deben solo a “intereses corporativos”, pues se les
ha quitado la paga de navidad y reducido el número de días por asuntos propios.
Eso, en psicología dinámica elemental, suele llamarse” proyección”: un
mecanismo de defensa que, debido a conflictos, conscientes o inconscientes,
molestos para una persona, esta tiende a atribuir a otras personas las ideas,
sentimientos o impulsos que causan la molestia y la frustración. La proyección
busca básicamente expulsar fuera, atribuyéndolo a otro, lo que causa malestar o
angustia dentro. En otras palabras, con la proyección se pretende que el
conflicto ya no sea mío, sino de otro, a quien atribuyo ese conflicto.
No otra cosa hizo Gallardón. El conflicto judicial hizo que su mente fuese haciéndose tan
pequeña, tan pequeña, tan pequeña que ya no le cabía duda de que los jueces y
personal laboral de Justicia no pueden reivindicar un modelo de justicia
eficaz, rápido, informatizado, asequible y accesible al pueblo todo en igualdad
de condiciones, sino que protestan por la ramplona razón de que se les ha
birlado una paga y unos días de asuntos propios. En otras palabras,
aprovechando un refrán popular que refleja muy bien el fenómeno de la
proyección, el ministro Gallardón cree que todos son de su condición.
(A este respecto, no hay que olvidar que la ministra de Sanidad Ana Mato
recitó literalmente las mismas razones que su colega de Justicia y atribuyó los
mismos motivos al personal sanitario, en huelga, encierros y manifestaciones
diarias desde hace semanas. Es decir, el redactor en la sede del PP en Génova
de la chuleta distribuida diariamente a la gente del partido para que tengan
siempre a mano respuestas correctas a quienes les pregunten por algún asunto
conflictivo, repito, ese redactor incurre en el mismo torpe y común mecanismo
de defensa de la proyección).
Quien no necesita mecanismo de defensa alguno es el ministro Wert, que
entra en cualquier asunto propio de su Departamento como elefante en una
cacharrería. Reconoce sin ambages que su reforma es ideológica o que está
encantado con el blindaje de la enseñanza concertada y de los colegios del Opus
Dei que segregan por razón de género o sexo, además de privatizar a diestro y
siniestro, poner los ojos en blanco cuando habla de excelencia, reducir
plantilla de docentes y personal de apoyo, recortar brutalmente el presupuesto
para la enseñanza pública, aumentar las ratios, restringir becas y ayudas de
todo tipo, y un largo etcétera más de desatinos.
Cae hoy en mis manos la versión digital del diario murciano La Verdad,
donde el presidente de la Asociación Murciana de la Empresa familiar (Amefmur)
nos deja una perla de difícil clasificación: “la empresa familiar”, puede
leerse allí, “cree que la crisis va aflojando, aunque aún no se percibe”. Es
decir, al parecer, el presidente de una asociación empresarial antepone la fe en
la mejoría a la percepción de los datos y los hechos, si bien no otra cosa
hacen a menudo Rajoy, Cospedal, Guindos, Montoro o Santamaría cuando saltan al
ruedo a informarnos de “omni re scibile”,
señalando como culpable de todos los males a “la herencia recibida”. Siendo en
parte verdad, se trata sobre todo de otros mecanismos de defensa típicos y
tópicos: la regresión o retorno a gratificaciones y a modos de conducta pasados y
ya superados (principalmente, la oposición indiscrimianada a ZP), y la racionalización:
un proceso de aparente justificaci´pn pero de “excusa” real para eludir la
propia responsabilidad y aliviar la frustración, donde se acude a razones aparentemente
lógicas y coherentes, pero en realidad falsas.
Por si no fuera bastante, el Tribunal
Constitucional acaba de declarar el derecho de todo inmigrante a recibir
asistencia sanitaria, cosa que el PP circunscribe inmediatamente al País Vasco.
Simultáneamente, leo en el diario valenciano Levante que en la Comunidad
Valenciana se cobrará el seguro de asistencia sanitaria al propio inmigrante
sin papeles o a su país, si existe un convenio al respecto. Pues bien, según
Levante, al mismo tiempo unos 5.000 clérigos y monjas de las tres
provincias valencianas mantendrán su derecho a la cobertura sanitaria gratuita,
sin certificados y sin haber cotizado nunca a la Seguridad Social.
Como rúbrica y colofón, el Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy,
además de montar belenes por doquier en todo el territorio nacional, ha montado
“belenes” o “nacimientos” (varios…) en su predio de la Moncloa. ¿Estado constitucionalmente
aconfesional?
Jingle bells, jingle bells, jingle all the way!
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