miércoles, 12 de diciembre de 2012

Objeción a la Alternativa a la Religión

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 PUBLICADO HOY EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

El conservadurismo más rancio y nostálgico va consiguiendo sus objetivos también en el ámbito de la enseñanza y la educación. Buena prueba de ello es el proyecto de ley de Educación del Partido Popular, comocido como “Ley Wert”. La ideología más conservadaoara ha bolcado sin obstáculos su política favorecedora e impulsora de la enseñanza concertada y privada, y de la impartición de la asignatura de Religión y Moral católicas en condiciones que recuerdan tiempos oscuros.
El Partido Popular y los grupos de presión que han coadyuvado  al avance de la ideología neocon en nuestro país emplearon métodos marrulleros, por ejemplo, para boicotear la asignatura Educación para la Ciudadanía en las comunidades autónomas donde el PP goberrnaba y conseguir ahora poner fin a la misma. Hoy vuelven a dar un nuevo paso hacia la involución dentro del mundo educativo mediante la vuelta a la clase de religión tradicional con una difusa y obligatoria Alternativa a la Religión, desaparecida en la reforma de los años noventa, y que deberá cursar obligatoriamente el alumnado de la escuela pública que no opte por Religión.
Nos encontramos con que el proyecto educativo sobre la materia del Gobierno del Partido Popular, asumiendo obedientemente las exigencias de ja jerarquía católica española y compartiendo plenamente sus postulados, no solo se contenta con borrar de un plumazo la asignatura ideada hace unos meses por Wert de Educación Cívica y Constitucional, una vez expurgada de contenidos polémicos, sino que implanta como alternativa a la Religión la nueva asignatura “Valores Culturales y Sociales” en Primaria y “Valores Éticos” en Secundaria.
Ha llegado la hora de que el profesorado de Primaria y de Secundaria de la red pública de enseñanza exprese su denuncia y su rechazo activos de este estado de cosas, que supone un inequívoco retroceso hacia indeseables épocas del pasado.
La jerarquía católica, utilizando arteramente y por sistema la falacia de la persecución religiosa cada vez que la sociedad civil o algún poder institucional no se avienen a sus deseos e intereses, interpreta como una negación de la libertad religiosa el clamor ciudadano por la desaparición de la asignatura de Religión durante el periódo lectivo en los centros públicos de enseñanza. Sin embargo, los obispos católicos españoles y los grandes grupos de presión ultraconservadores saben bien que nunca han disfrutado de mayor respeto y libertad en la historia de nuestro país las instituciones confesionales y el derecho a la libertad de culto. Igualmente, saben muy bien que la iglesia católica, sobre la base de un Concordato y unos Acuerdos  preconstitucionales, incluso cuenta con unos privilegios económicos, fiscales y culturales claramente atentatorios contra el principio de la igualdad entre todos los ciudadanos y las ciudadanas, lo que lleva a cuestionar su posible anticonstitucionalidad. El nuevo status de la asignatura de Religión y Moral católicas y su “Alternativa” es otro síntoma más de la involución confesional impuesta por el actual Gobierno del Partido Popular.
No tiene ya justificación alguna seguir cruzados de brazos. Por esta razón, es necesario que cada docente, libre y responsablemente, sobre la base de su derecho inalienable a la libertad de conciencia, comunique formalmente a la Dirección de su centro, así como a la Consejería de Educación corespondiente, su decisión de hacer uso de su objeción de conciencia a impartir en su horario docente una sola hora de la asignatura que sirva de alternativa a la religión, porque no quiere avalar ni directa ni indirectamente la existencia de la enseñanza de Religión en la escuela pública durante el período lectivo.
Dado el actual estado de cosas en materia educativa, impuesto por el Gobierno del PP, no queda otra vía que la objeción de conciencia y la desobediencia civil pacífica y noviolenta para oponerse eficazmente a la impartición de la religión en la escuela pública. Muchos colectivos profesionales, médicos, por ejemplo, representan un buen ejemplo de oposición colectiva a las pretensiones privatizadoras e ideologizantes del Partido Popular, tendentes al debilitamiento y la desaparición de los derechos, los servicios y las conquistas sociales realizadas en los últimos treinta años en nuestro país y en los últimos cien años en el mundo. El colectivo de personas dedicadas a la educación no deben irles a la zaga.
Unas pocas decenas de docenas acabarían quiza en héroes, pero también en chivos expiatorios. Sin embargo, con centenares o miles en cada una de las distintas comunidades autónomas conseguiremos hacer realidad una escuela pública, laica y de calidad, donde se quiera formar mediante conocimientos y no mediante creencias  a personas libres, iguales, liberadas de supersticiones, inquietas, dotadas de criterio propio e inalienable, solidarias y continuadoras del ideal del Humanismo, de la Ilustración y de todos los movimientos liberadores de la humanidad.
Es de esperar el aval y el apoyo de los centrales sindicales de la enseñanza. La ciudadanía obtendrá con ello una foto fiel del lugar real que ocupa cada sindicato en el mundo educativo.



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