A sólo unas horas
de que Palestina fuera aceptada como Estado observador en Naciones Unidas, el
Gobierno de Israel, con Netanyahu a la cabeza, decidía la construcción de 3.000
viviendas en nuevos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Pero todo
ello no se debe, como pudiera parecer, a la malignidad de Israel, sino a los
designios eternos y a la vountad del mismísimo dios Yahveh, que escogió a
Israel como su pueblo elegido. Netanyahu y su Gobierno no hacen otra cosa, pues,
que actuar como fieles instrumentos de tales designios divinos. Por
consiguiente, nada tiene de extraño que el Gobierno de Israel haya aplicado una
vez más la política de los hechos consumados: contraviniendo las resoluciones
de Naciones Unidas y con la garantía del veto sistemático norteamericano en el
Consejo de Seguridad a cualquier crítica o medida que no le convenga, ya había
instalado 300.000 colonos judíos en Cisjordania y otros 200.000 en barrios
construidos en la parte oriental de Jerusalén. 3.000 nuevas viviendas son,
pues, otra guinda más en el suculento pastel palestino que Israel va engullendo
bocado a bocado. Eso sí, por voluntad divina: Yahveh tiene la culpa y Netanyahu
es inocente.
Los israelíes siguen
okupando impunemente territorios, bajo los cuidados de Yahvé y los desvelos
estadounidenses en el Consejo de Seguridad de la ONU, aduciendo razones
religiosas y de seguridad a través de la Torá (más o menos, el Pentateuco cristiano),
donde está escrito que Yahveh, les tiene reservada y adjudicada desde toda la
eternidad la tierra de Palestina, la Tierra Prometida. Alimentan generación
tras generación el delirio de que el creador del universo los ha escogido como
pueblo elegido y les ha adjudicado su tierra predilecta (Palestina, en su
significado histórico) y su ciudad predilecta (Jerusalén).
En un libro de la
Torá (Deuteronomio, 20) Yahveh les instruye sobre las campañas y las guerras de
okupación:
1) cuando se
acerquen a una ciudad que no forma parte de la Tierra Prometida, si sus
habitantes aceptan su propuesta de paz, servirán a Israel en trabajos forzados;
si no la aceptan, tomarán la ciudad, pasarán a cuchillo a los varones y tomarán
como botín a las mujeres, los niños y el ganado;
“Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la
paz. Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere
hallado te será tributario, y te servirá. Mas si no hiciere paz contigo, y
emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás. Luego que Jehová tu Dios la
entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada. Solamente
las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo
su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová
tu Dios te entregó. Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de
ti, que no sean de las ciudades de estas naciones” (Dt. 20).
2) en las ciudades
que Yahvéh “les ha dado como heredad”, “no dejarán un alma viviente, (…) y
exterminarán a todos sus pueblos y habitantes, como mandó el Señor”. Eso sí, no
deben talar los árboles frutales, ya que pueden comer de ellos, “porque
los árboles no son hombres para que los trates como a sitiados”. (Unas fechas antes, ese mismo Yahvéh
dictó en el Sinaí sus mandamientos; entre ellos, el quinto: No matarás…. Al
parecer, la prohibición de matar está relacionada con los integrantes del
pueblo de Israel, ya que el resto es exterminable, si nada de provecho puede
obtenerse de esa excrecencia extranjera).
“Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad,
ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente:
al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como
Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas
sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová
vuestro Dios. Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos
días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de
ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre
para venir contra ti en el sitio. Mas el árbol que sepas que no lleva
fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad
que te hace la guerra, hasta sojuzgarla” (ibídem).
Los ancestros de
muchos de los ciudadanos y ciudadanas del actual Estado de Israel han sufrido
lo indecible a lo largo de la historia: persecuciones, expulsiones, matanzas,
calumnias, segregaciones, holocaustos... Sin embargo, lamentablemente, parece
que algunos de ellos (por ejemplo, el actual Gobierno israelí y sus votantes)
han olvidado que no deben hacer lo mismo a los demás (principalmente, hoy, al
pueblo palestino). Se escudan en razones religiosas para creerse legitimados
para emplear cualquier medio a fin de hacer realidad los planes y deseos de
Yahveh, así como para oponerse al
criterio de la comunidad internacional y contravenir las propias resoluciones y
reconvenciones de la ONU. Les da igual: el único dios verdadero (el suyo) les
ha otorgado las escrituras invisibles y sagradas de esa tierra, y sin pagar
hipoteca, tienen derecho a expulsar, okupar, bombardear, guerrear, cercar y
matar a cuantos crean que se oponen a tales planes divinos.
Aducen también
legítima defensa. Enseñan imágenes de casas de colonos destruidas por cohetes
caseros fabricados y lanzados desde territorio (¿aún?) palestino. Lo que no
dicen es que esas casas y esas colonias existen por el único hecho de la
imposición de su fuerza, o que esos cohetes no caerían sobre sus cabezas si
abandonasen los territorios ocupados, siguiendo las resoluciones de Naciones
Unidas. En 1981 aviones israelíes destrozaron una central nuclear en Irak ante
el temor de que pudiera llegar a
fabricar armas nucleares, como si los demás no debiéramos tener miedo del
arsenal nuclear que ya posee el Estado israelí, el cual forma parte de toda esa
facción ultraconservadora existente en el planeta que pretende dividir el mundo
en ejes (del Bien y del Mal), en luz y tinieblas, en democracia y terrorismo.
Los resultados son
devastadores: por ejemplo, en la franja de Gaza, uno de los lugares más
densamente poblados del mundo, un millón doscientos mil palestinos viven en
guetos y campos de refugiados de la ONU, con una multitud de túneles para tener
acceso a unos pocos víveres y artículos de primera necesidad, pues un
vergonzante y ciclópeo muro, más el ejército israelí impiden otra cosa.¿Asocian
los judíos de buena voluntad esta situación con otros guetos y otros muros del
pasado? ¿Qué aducen los israelíes ante el hecho de que el 80% del muro de Cisjordania (más de 720
kilómetros) se extiende por territorio cisjordano, adentrándose hasta 11
kilómetros en algunos lugares, a fin de proteger asentamientos judíos?
El obispo sudafricano y Premio Nobel de la Paz,
Desmond Tutu, en una visita a la
"Sala del Recuerdo" en el Museo del Holocausto de Jerusalén afirmaba que "los
palestinos están pagando" el Holocausto nazi contra los judíos en la
Segunda Guerra Mundial. Ante el siniestro panorama existente en Cisjordania y
Gaza añadió que "la lección que
Israel debe aprender del Holocausto es que la seguridad nunca se garantiza con
muros y con armas".
Sin embargo, pintan
bastos desde hace mucho en el Próximo Oriente, pues otros paáises y otras
religiones contribuyen a echara gasolina en la hoguera. Martin Amis, escribía
en su obra El segundo avión. 11 de
septiembre: 2001-2007, página 36:
“La actual profesión al
derecho a la religión por parte de la Administración Bush, por extraños
caminos, nos lleva también a un forzamiento de sus lazos con Israel.
Inconcebiblemente, la doctrina de los cristianos renacidos insiste en que ha de
apoyarse ciegamente a Israel, no porque sea la única semidemocracia en la
región de la medialuna, sino porque será el lugar donde tendrá lugar el Segundo
Advenimiento. Se cree que Armagedón tendrá lugar cerca de la colina de Megiddo
(…). El Éxtasis, la Tribulación, la derrota del Anticristo: no está muy claro
cuánta de esta basura se está tragando el presidente Bush (Reagan se la tragó
entera)”.
MORALEJA Y CODA FINAL: Yahveh es el
único culpable. Netanyahu y el propio Estado de Israel son inocentes, pues se
limitan a cumplir a rajatabla la voluntad de su dios. Amén.
El señor Aznar ejerce de manporrero a sueldo de la ultraderecha sionista, y defiende los crímenes de Israel, tiene las manos manchas de sangre inocente en Irak, en Palestina. De verdad este cínico cree sus burdas mentiras...
ResponderEliminareso es una gran verdad,Arturo,el sionismo controla a todos los politicos,los derechones y los izquierdones,todos estan untandose aceite en el culo,la izquierda romantica esta sin ideas, o se ha cagaoooooooooo. ¡donde ESTAN los idealistas,! donde los jueces que hagan justicia ! los poderes facticos........,la honradez, el honor,la verdad......EL MUNDO ESTA PODRIDO,Y SU MORAL APESTA.
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