Desde la niñez, un ser humano va a
la escuela antes de su “uso de razón” (su corazón apenas si parece contar), si
es que vive en un país “desarrollado”, en condiciones de ofrecerle un centro
formativo. Por ejemplo, España, donde
damos por supuesto la existencia universal de lo que muchos millones de niños
carecen en el planeta Tierra. Hoy es 1 de septiembre y se abren las escuelas en
nuestro país para ir preparando el nuevo curso escolar a esos seres humanos que
miran, asombrados, a la vida y al mundo.
Se les ha comprado quizá una
mochilita, lapiceros de colores, y una bata para que no se manche mucho la
ropa. Pero no es eso lo más necesario: en la escuela debe haber sobre todo
personas (profes, maestr@s, docentes o como se quiera llamarlas) capaces de
entender el lenguaje secreto con que ese niñ@ abre sus brazos a la vida, confía
y deposita su confianza en los adultos “educadores”, ni siquiera sospecha que
le va a tocar bracear mucho en el mundo y en la vida para mantener su alma
relativamente intacta.
Esas personas de mirada
tranquilamente penetrante dejan que el niño hable su lenguaje personal, propio.
Si así lo hacen, comprenderán también la esencia de cada niñ@ y muchach@, en el
transcurso de las etapas de Infantil, Primaria, Secundaria…
Ninguno de los muchachos y muchachas
que he tenido en clase en mi vida de profesor de filosofía y de ética ha
permanecido ajeno a esa necesidad incesante de cobrar y desbrozar su propia
identidad, de encontrar respuestas y acariciar con cariño las preguntas que le
llegan. Pero para ello han necesitado el re-conocimiento diario de esa mirada
posada con sosiego sobre la suya.
Todas y todos son personas libres, que no se resignan a que
su vida consista en alcanzar las metas a las que parecen estar “destinados”: empleados
y servidores de otros. Rodead@s a menudo
del ajetreo chillón que les invita a
sentirse a gusto en el anonimato que les iguala en el olvido de sí mism@s,
podrán sentir aún en la escuela, al lado de esas personas de especial mirada, intacta
la fuerza capaz de mantenerse a flote. Les dicen que están abocad@s a elegir
entre opciones, carreras, especialidades y especializaciones, a subirse sobre
una cinta transportadora donde viajan todos los seres humanos que les rodean.
Raramente escuchan el verdadero mensaje sobre sí mism@s.
Las personas capaces de entender su
lenguaje secreto les mostrarán (=enseñante) que la vida es una aventura
incesante si deciden vivirla y convivirla tal como ellas y ellos siempre han
necesitado y deseado.
Las maestras y los maestros (superan
en y con mucho eso que suele llamarse “profesorado”) de mirada tranquila y
penetrante y que entienden el lenguaje multicolor e infinito de cada vida
grabarán en su propio corazón y en el de su “alumnado” una sola palabra, que es
la llave de todas las demás palabras del mundo: libertad. Ardiendo la libertad
en sus vidas se encenderán todas las estrellas del firmamento y con su luz
podrán tripular libremente su nave, sin que ningún amo les dicte el rumbo y su
destino.
¿Acaso es otra cosa la educación?
Hoy he estado con Silvia, nieta de
Marisol, una niña que compendia en la vida de sus ojos y en el dulce canto de su voz
esa libertad y el derecho a una educación real y verdadera en una escuela
pública y laica. Hoy hablaba con Silvia y tenía la sensación de estar hablando
con todos los niños y niñas del mundo. Por todos ell@s estaré en el portal de
la Consejera aragonesa de Educación mientras me resten vida y fuerzas para
ello.
Hoy ha sido estupendo vernos tant@s junt@s
en el portal. Viva la escuela pública y laica. Es la esperanza de la humanidad
de toda la Humanidad.
Hasta mañana
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