Llegan las votaciones del 20-D. Ahora
todo se pone así: 11-S, 11-M, 13-N, Íbex 35, 20-D… Parece más moderno, más
técnico, más de los tiempos. Las elecciones del 20-D están a la vuelta de la
esquina. Esta vez lo más innovador son los debates a cuatro televisados (sin
Mariano, sin Alberto) y cada uno de ellos es presentado como “el debate
decisivo”. “Decisivo” en su primera acepción en el Diccionario de la RAE
significa “que decide o resuelve”, cuando en realidad hay que preguntarse sobre
todo qué hay qué decidir y quién es el que decide. Pero Matrix tapona nuestras
mentes, ofusca nuestra capacidad de discernir, hace que miremos con reticencia
al disidente y al crítico. Llegan las votaciones del 20-D. Bienvenidos a
Matrix.
"Matrix
es un sistema, Neo. Un sistema enemigo, pero cuando estás adentro, ¿qué ves?
Hombres de negocios, maestros, abogados, carpinteros. Las mentes de la gente
que queremos salvar, pero hasta no salvarla, esta gente está en el sistema y,
por lo tanto, es enemiga. Tienes que entender que muchos no están listos para
ser desconectados. Y muchos están tan habituados, dependen tan desesperadamente
del sistema que pelearán para protegerlo”.
En realidad, caben dos opciones
principales: votar o no votar; y de la primera, votar a la opción menos alejada
de las propias convicciones, deseos y valores (el mal menor) o no votar a la
más alejado de esas convicciones, anhelos y valores (el mal mayor). Matrix no
permite otra cosa. La utopía (= la lucha y el deseo de lo óptimo) es tildada
allí solo de desvarío o desviación. En Matrix hay que ser realista. Por eso
Iglesias y Villalobos se enzarzaron en una jornada de puertas abiertas en una
mediática discusión en el Congreso sobre si la realidad estaba “fuera, en la
calle” o en “allí dentro”, como si los perros (galgos y/o podencos) no llevaran
merendándose diariamente conejos, parados, desahuciados, pensionistas,
dependientes, alumnado, profesorado, familias, pacientes, personal médico y
sanitario…
“Bienvenido
al desierto de lo real”.
“Matrix es control, una prisión para la
mente”. “Matrix te posee. Tú te crees dueño de tu
vida, de tus acciones, de todas esas pequeñas o grandes cosas que haces cada
día, pero... ¿Cómo podrías demostrar que todo esto no es una ilusión? ¿Nunca has
tenido un sueño que pareciera muy real? ¿Cómo sabrías entonces diferenciar
sueño de realidad? El hacer creer que se vive una existencia normal es un poder
muy grande, una forma de control terrible”.
El 20-D elegimos políticos que no
cumplen programas por imperativo, parlamentarios que no legislan ni votan lo
que quieren, representantes que no deciden. Decide Matrix, los señores del
dinero y de las armas, los poderes que dictan el déficit del Estado y los
recortes a aplicar al pueblo, solo al pueblo y nada más que al pueblo. Resuelve
Matrix, los controladores de las ideas y las ideologías, los creadores del
único paradigma de la ortodoxia, fuera del cual todo es terrorismo y todos son
terroristas o paraterroristas. Matrix son nuestros acreedores, que inflan e
inflan cada vez más nuestra deuda pública de cada día.
“Matrix
nos rodea. Está por todas partes. Incluso ahora, en esta misma habitación.
Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión. Puedes
sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus
impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la
verdad.”
Matrix quiere persuadirte de que no
te quejes, de que no tienes derecho a quejarte, pues otros seres humanos lo
pasan mucho peor en el universo global de Matrix y tú eres un privilegiado,
pues no mueres por hambre ni por falta de lo mas elemental, y tienes
hospitales, escuelas, luces navideñas, televisor de plasma y los mejores
futbolistas del mundo en la Liga de tu país. Matrix quiere advertirte de que,
si te quejas mucho o demasiado ostensiblemente, corres el riesgo de perder lo
que tienes y lo que ansías tener. A los díscolos les puede ir mal en Matrix,
por eso la gente tiene tanto miedo y resquemor en su mirada, en sus gestos, en
sus actitudes.
“Tu
vida solo es la suma del resto de una ecuación no balanceada, connatural a la
programación de Matrix. Eres el producto eventual de una anomalía, que no se ha
logrado suprimir de esta armonía de precisión matemática. Aunque sigues siendo
una incomodidad que evito con frecuencia, es previsible y no escapa a unas
medidas de control que te han conducido inexorablemente aquí".
¿Qué decirte más, compañero de camino
que compartes conmigo los mismos pasos hacia los mismos horizontes? Quiero solo decirte que vivir es convivir,
luchar por algo valioso con otros, compartir el sol, el agua, el pan y el aire,
agradecer la palabra y el silencio, extasiarse con la caricia, residir en la
mente y en el corazón ajeno, recitar poemas que alivian la fiebre, contar
cuentos de final feliz, y sonreír en la fiesta, el placer y la alegría, también
en el dolor, el espanto y la zozobra.
"Sé
que estáis ahí, percibo vuestra presencia. Sé que tenéis miedo. Teméis el
cambio. Yo no conozco el futuro. No he venido para deciros como acabará todo
esto... al contrario. He venido a deciros como va a comenzar. Les enseñaré un
mundo sin Matrix. Un mundo sin reglas y sin controles; sin límites ni
fronteras; un mundo donde cualquier cosa sea posible. Lo que hagamos después es
una decisión que dejo en vuestras manos...".
Al final, en la (aún) vida, existe un último átomo
de luz y lucidez, gracias al que sabemos con certeza que lo único que ha
merecido la pena es cuánto y cuántos nos han querido, cuánto y a cuántos hemos
querido. Y esa mirada última nos
permitirá contemplar también hasta qué punto, a pesar de todos los pesares,
hemos intentado ser coherentes con lo que hemos querido y debido. Más aún, como
estoy convencido de que la felicidad no es una meta, sino la consecuencia de lo
que hemos hecho con y de la vida en el transcurso de nuestra existencia, en esa
última millonésima de segundo podré decirme con una sonrisa invisible que todo
ha merecido la pena.
Y
como tampoco he podido y querido prescindir nunca de todos mis compañeros y
compañeras de camino para llegar a ser lo que quiero y lo que debo, me sentiré
igualmente durante esa millonésima de segundo muy afortunado de haberte tenido
y encontrado, de haber agradecido cada segundo de mi vida el regalo cotidiano
de tu compañía hacia los mismos horizontes, y de toda nuestra fuerza/debilidad
compartida. En esa millonésima de segundo sabré que me ha sido posible avanzar
un poco cada día en el descubrimiento de los limites de lo posible, con la
esperanza de poder traspasarlos, en dirección hacia lo supuestamente imposible,
hacia lo óptimo, hacia la utopía. ¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto!
Votando o no votando, votando quizá a quien considere el menor de los males
posibles.
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