lunes, 10 de noviembre de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 380


10N. Hay vida después del 9N. Una semana más que comienza en el portal de la Consejera aragonesa de Educación. Pero comencemos por lo más importante: una sola vida humana vale más que todos los fenómenos políticos del universo. Mi hija Bego me envía un pequeño escrito de Delfino Ramos, incansable y coherente luchador en las convulsas tierras de Guerrero (México):
“Queridxs amigxs del continente europeo,
43 estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa, en Guerrero, México, fueron secuestrados y ahora el Gobierno de Peña Nieto, priista conservador, quiere cerrar cuanto antes el caso para que se olvide. Los familiares y sus comunidades reclaman su devolución sanos y salvos. Por favor, compartan! Quieren invisibilizar el tema”.
El vídeo que acompaña al mensaje es un retazo del dolor de las gentes de Guerrero. Yo tuve a much@s estudiantes en el aula, y les procuré el bien y les abrí mi mente y mi alma. Quiero hoy amar a esos 43 estudiantes mexicanos asesinados como si fueran mis alumnos, incluso mis hijos. Para que aún duelan más dentro. Dejemos que el pueblo exprese su dolor y su indignación en el vídeo.



Volvamos al 10N. ¿Quién teme a Virginia Wolf? ¿Y quién teme a dos millones de personas expresando con inusitada (desde hace años) ilusión su deseo de gobernarse a sí mismos? Personalmente, estoy a años-luz de cualquier nacionalismo: soy estoico clásico y me declaro ciudadano del mundo. El filólogo Max Weinreich dejó escrito a mediados del siglo XX que “una lengua es un dialecto con un ejército y una armada”; es decir, suele ser considerada solo dialecto por carecer de ejército y de armada. Si se cuenta con el poder de la fuerza, puede decidirse también la valoración social que han de asumir los lenguajes y los hechos en una determinada sociedad y determinar las fronteras que separan las expresiones y las palabras socialmente aceptables de aquellas otras que quedan proscritas o excluidas.

Si alguien piensa u opina al margen o en contra de las doctrinas oficiales de quienes poseen un ejército y una armada es un heterodoxo (o sea, alguien que tiene unas ideas diferentes, desviadas o contrarias a la única ideología verdadera, la ortodoxia), con el añadido de que el oficialmente ortodoxo no implanta su ideología mediante el razonamiento, sino por la fuerza de los hechos consumados.
Me parece inquisitorial el nacionalismo español. Cataluña no tiene otras leyes que las españolas. España emplea “la Ley” a garrotazo limpio. Nada más que decir, hablar, dialogar. España una, aunque vaya solo por los cauces de la unidad como va por los de la grandeza y la libertad. ¡Qué desgracia! Luchamos hace ya muchos años por tener una Constitución y ahora esa Constitución, convertida en puro papel mojado en manos de nuestros gobernantes, tiene una función estrictamente acotadora y represora. Desde hace semanas algunos dirigentes catalanes abogaban sin ambages por la desobediencia. Y mi mente y mi corazón se regocijaban (¡bien! ¡bien!) porque ya había algunos que indicaban el camino. No obstante, los nacionalismos convienen a la gente que mejor vive, pues el sentimiento nacionalista tapa reivindicaciones más urgentes y primarias: pan, agua, luz, cobijo, trabajo, pensiones… Abrazo la cosmópolis, una única ciudad en un único cosmos. La cosmópolis no niega, no reprime, no excluye: un cosmopolita se ve enriquecido por los tesoros y los matices que cada persona y cada pueblo aportan. Los catalanes me enriquecen. Y los cameruneses, los vietnamitas, los peruanos, los taustanos… Por eso soy cosmopolita. Somos polvo de estrellas. Con y en ellas me identifico.
Ahora viene bien una delicada canción de Frederic Mompou:

La mañana ha transcurrido por los cauces acostumbrados. Marisol pide que le guarde el sitio en el portal, pero sabe que siempre está entre nosotr@s. Le deseo serenidad y le doy mi cariño, a la vez que espero que su hermana se restablezca pronto y bien. Sergio y yo hemos cantado hoy el Canto a la Libertad. El padre de un ex alumno mío del Grande Covián, Sergio, se ha acercado hasta el portal (una alegría y un honor) para saludarme. Hoy ha habido mucha gente buena en el portal.






Hasta mañana

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