lunes, 13 de abril de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 478


 Marisol ha confeccionado este magnífico recordatorio para cada día que resta aún en el portal de la Consejera 

Esta mañana, al subir al autobús nº 34 que cada mañana me lleva a las inmediaciones del portal de la Consejera aragonesa de Educación, el conductor del bus ha salido de la cabina y se ha ofrecido a marcar el viaje con mi tarjeta. Al volver, además de darle las gracias, le he comunicado con antelación dónde era mi final de trayecto para bajar la rampa. Antes de volver a su asiento en la cabina, me ha entregado una hoja de papel, escrita  por ambas caras. Enseguida he descubierto con no poca sorpresa que era obra de mi padrino, Fernando, como respuesta a la cuestión que ayer planteé a Freud, Adler y Jung, y que ellos, a su vez, remitieron a mi padrino, como relaté en el Diario del perroflauta 477, de ayer.  ¡Gracias, Fernando, padrino mío!


 Transcribo literalmente lo que leí en esas dos hojas de papel:    

Ahijado querido:
Hace tiempo que vengo previniéndote acerca de ciertos consumos que bien podrían estar relacionados con las apariciones que frecuentan diversas estancias de tu domicilio; preferentemente la cocina donde, además, suelen consumir sin recato algunos bienes alimentarios que, sin duda, no te sobran. Francamente, Antonio, nunca pensé que llegarías a incluir el cornezuelo del centeno entre tus hábitos farmacológicos. Recibo esta noticia con honda preocupación por tu ya castigada psique.
Por todo ello, supe recientemente con alivio de la aparición de Catherine y sus atentas caricias. Francamente, empezaba a preocuparme tanto sesudo y generalmente barbado, sabio, filósofo, literato y demás gentes de mal vivir; muertas por añadidura. Sin que sea especial santo de mi devoción, debo admitir que la de Catherine marca un antes y un después en el historial de apariciones. Pensando en ello he llegado a la provisional conclusión de que su presencia (la de Catherine), de no estar relacionada con el ergotismo, pueda ser una encarnación de los tiempos de cambio que se te avecinan. El contador negativo (¿descontador?) de días te acerca al momento en que, inevitablemente y a consecuencia de una sabia decisión, retirarás tu campamento del portal de la consejera (en trámite de ex-consejera). Sin duda, a sabiendas de que eres un hombre previsor y anticipatorio, te debatirás entre las múltiples oportunidades que se te presentan para poder ocupar tus mañanas una vez levantado el campamento. En este aspecto no puedo ayudarte eficazmente, más que nada porque seguramente tendrás ya decidida alguna actividad perroflautística de la que no vas a apearte por más que tus amigos -incluido tu padrino querido- te lo desaconsejemos. ¡Tú mismo!
Y dicho lo anterior, no puedo seguir evitando entrar en la cuestión fundamental que me planteas por intermediación de esos tres últimos sesudos varones (soy consciente de tu pretensión de plantearlo justo al revés: ellos te mandan a mí en busca de respuesta, pero nos conocemos desde hace tiempo y no cuela. Si ellos tres hubieran querido dirigirse a mí podrían haberlo hecho directamente sin tu intermediación, que tampoco estoy libre de consumos). Tal cuestión fundamental es si, una vez retirado del portal, podrás seguir denominándote "perroflauta motorizado", apelativo que, como reiteradamente has hecho público es responsabilidad mía.

Tras considerar detenidamente la cuestión desde el principio, es decir, desde el propio significado del sustantivo perroflauta, debo confesar mi total desconcierto. El diccionario de la RAE no tiene previsto incluir esa entrada hasta mediados del siglo XXVII y me temo que para entonces a ninguno de los dos nos importará una higa el significado. La Wikipedia no aporta un texto concluyente y la Frikipedia le atribuye unas características que me constan no aplicables a tu caso pues insisten reiteradamente en el carácter guarruno que requiere el apelativo. Tú eres feo pero no guarro. Puede que mi criterio de belleza no esté garantizado pero mi olfato es proverbial entre mis conocidos.
Cuando estaba a punto de plantearme la terrible pregunta metafísica de "¿por qué demonios se me ocurriría ponerle ese nombre?" la Wikipedia en la sección fotos vino en mi salvación: innumerables fotos tuyas acompañado de divers@s perroflautas de tracción animal atestiguan tu pleno merecimiento del apelativo. Nada importa tu propensión a la higiene, ni la ausencia de trenzas o perro, es intrascendente incluso el hecho de que nunca hayas sabido tocar la flauta, ni dulce ni salada. Si hay un perroflauta motorizado que se merezca tal título, ese eres tú, Antonio, al menos a juicio de este tu padrino querido. Puedes comunicarlo no sólo a tus tres psicoanalizadores sino a todo el universo mundo.
Permaneceré atento a tus nuevas andanzas cuando el descontador marque el cero.
Un abrazo fraternal y admirativo

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(Dado que Fernando, mi padrino, es médico especialista en Aparato Digestivo, me he quedado pensando, aún en el autobús, si estos sabios consejos son también una prescripción médica a modo de receta).

La mañana, calentita y plácida.


Mañana, 14 de abril, será estupendo verte, si puedes, portando algún símbolo o prenda con los colores republicanos.



Jethro Tull canta a lomos de caballo una melodía acompañándose de su proverbial flauta.




Hasta mañana

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