miércoles, 10 de febrero de 2016

Las griETAs de las ETAs




Podrán ustedes pensar que se trata de una trETA nETA o alguna suerte de historiETA, pero les juro que, pudiendo ser una operETA o jugarrETA urdida por algún anacorETA social, hoy me he visto compelido a levantarme muy pronto, vestirme deprisa y corriendo con una camisETA y poco más, sin tiempo para quitarme las chanclETAs ni cerciorarme de si la braguETA estaba cerrada, ya que una niETA de un poETA que suele tocar la trompETA -¿o es la cornETA?- en mi casETA, me ha subido deprisa y corriendo a una especie de camionETA, furgonETA o vagonETA tan incómoda que parecía una vagonETA, escoltada por una carrETA, dos motociclETAs y tres biciclETAs, y tendido en una colchonETA, atravesando toda la mesETA, me ha conducido a una recolETA gloriETA o plazolETA, donde me esperaba una especie de profETA o ascETA (las malas lenguas dicen que hace de proxenETA por las noches y de atlETA en cuanto despunta el alba) que había volado durante toda la noche en una avionETA hasta allí. Yo ni había podido hacer las malETAs ni siquiera desayunar una triste gallETA, pero con gran sorpresa dada la temprana hora de la mañana me sirvieron croquETAs, más una calderETA de chulETAs con sETAs y cebollETAs a la vinagrETA, sin servillETA alguna,  mientras a lo lejos se oía el canto de una saETA.


Bajé del vehículo, con bastantes agujETAs, y allí me la encontré, frente a frente, a mi amada, portando una carpETA, de complETA etiquETA, con su bolsa de hacer calcETA, tan coquETA, discrETA y regordETA como siempre, con su pañolETA estampada que resaltaba su linda colETA, su peinETA y sus ojos violETA. Mi corazón dio una piruETA, una volterETA, pues a pesar de ser analfabETA, su siluETA dejaba adivinar que la diETA había hecho su efecto, amén de los rayos ultraviolETA, las secrETAs recETAs anti-edad que aplicaba con palETA y piquETA desde lustros en su carETA social, como tantas otras personas de este planETA.
Ella me saludó: ALKA, dijo, escuETA, primero; después, ETA. ¡ALKA-ETA!, repetí para mis adentros, ¡menuda papelETA! Me cercioré de que un magistrado (Sorprende, en algunos casos, que ese nombre proviene de magister)  llevaba pinchadas esas palabras con una chinchETA, en busca de escopETAs, metrallETAs, bayonETAs…, pero solo encontró encima de una banquETA, limpiada previamente con una bayETA, una obsolETA pesETA, las marionETAs de dos titiriteros, una raquETA, una mofETA, las alETAs de un submarinista, la mETA de un guardamETA, una macETA, una probETA, una tablETA de cuchuflETAs, decenas de tarjETAs black.
Al magistrado entonces le dio una rabiETA o una patalETA, dibujó en el aire una zapatETA, y se fue, algo majarETA, a jugar a la rulETA, no sin antes mandar a chirona sin fianza a todos los incitadores al odio y al terrorismo que encontró a su paso.


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