martes, 9 de febrero de 2016

¡Los titiriteros, a chirona! Olé



¡Ay, Señor! Supongamos que son dos botarates, con poco juicio y que obran precipitadamente y sin reflexión. A nadie se le ocurre ir a la capital misma del Reino y montar, como titiriteros que son, una obra satírica dentro del Festival organizado por el Ayuntamiento comandado actualmente por ese remedo de la Bruja Avería de otrora, Manuela Carmena. Y para colmo, aparece uno de sus muñecos con un cartel que lleva escrito “Gora ALKA-ETA”, que ensalza, no a un conocido medicamento efervescente, sino a la mismísima banda terrorista vasca, que en 2011 anunció y desde entonces cumple “el cese definitivo de la actividad armada”.

¡Ay, Señor! ¿Cómo no previeron esos dos titiriteros, con su obrar precipitado y poca reflexión, que un juez los iba a mandar ipso facto a prisión sin fianza por enaltecimiento del terrorismo, a fin de evitar que esa obra u otras similares pudieren ser representadas y por flagrante riesgo de fuga? ¿Acaso confiaron ingenuamente en que otros delincuentes corruptores y corruptos de envergadura apenas pisaban el calabozo al pagar sustanciosas fianzas? ¿Es que no saben que “terrorismo” es una de las palabras políticamente más maleables en su interpretación y aplicación, según la conveniencia y los intereses de quienes juzgan o gobiernan? ¡Pobres titiriteros botarates, con tanta precipitación como escasa reflexión!



Una vez más, la acorazada mediática del Reino ha cargado a galope tendido contra los dos titiriteros, pues con el tema del terrorismo no se juega ni en broma, ni en Carnaval, ni jamás de los jamases. Por eso, unos cuantos ciudadanos se aprestaron a denunciar igualmente a la concejala de Cultura del Ayuntamiento madrileño, acusada por el PP de "colaboración en enaltecimiento del terrorismo", "desprotección de menores" e "incitación al odio". ¡Ay, Señor! ¡Ay, España! España…“un trozo del planeta por donde cruza errante la sombra de Caín”, escribió Antonio Machado, y Manuel Vicent asegura en su Balada de Caín, premio Nadal 1986, que “si hay algo que nos justifique como sociedad es que somos cainitas” y “si somos descendientes de Caín es porque todos somos Caín y no al revés”, si bien disfrazados de distintas figuras.

La acorazada mediática aúlla o guarda silencio, según los casos. Nada dice ya sobre que “los buenos, los aliados” bombardean diariamente tierras sirias para combatir a los malos, los terroristas. Poco dice ya sobre los refugiados sirios en tierras europeas o aún en su propia tierra. Ni una palabra se oye ya sobre el campo de detenidos acusados de “terrorismo” de Guantánamo. Vale la venganza de los buenos (=defensa de la democracia y de los valores occidentales contra el terrorismo) y es execrable la venganza de los malos (=terroristas a secas y sin paliativos). Vale la defensa del estado de bienestar de una minoría (=buenos), no vale demandarlo de palabra y de obra para todos, pus eso es de terroristas y antisistema.


No es terrorismo esquilmar el dinero del pueblo mediante corrupciones ciclópeas activas y pasivas, ni dejar a familias enteras en la calle por desahucios perpetrados por Bancos y Cajas rescatados con el dinero de todos, incluidos los desahuciados. No es terrorismo destruir impunemente discos duros que contienen información decisiva en una causa judicial, ni que haya más de trece millones y medio españoles pobres y en riesgo de exclusión, a la vez que se propaga que España esta en plena –dicen- recuperación económica y  creación de empleos (no puestos de trabajo, que no es lo mismo). No es terrorismo que, tal como denuncian seis organizaciones de Derechos Humanos y contra la tortura, tras treinta años de democracia sea "frecuente" la tortura en España, a pesar del silencio generalizado sobre el tema y que aún sea tabú en no pocos medios de comunicación. El terrorismo de Estado existente en el mundo se llama hoy guerra preventiva y defensa de la democracia. Terrorismo es solo el de los terroristas: AlQaeda, ISIS, ETA, los titiriteros del barrio de Tetuán y la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, por cooperar en el enaltecimiento de lo que no debe.


No hace mucho tiempo, en el municipio madrileño de Qijorna, el ayuntamiento, con su alcaldesa del PP a la cabeza, organizó en la única escuela pública del pueblo un acto de exaltación franquista y nazi, con cruces gamadas, insignias de las SS, pósteres y efigies de Franco y José Antonio, amén de otros muchos “souvenirs” franquistas y nazis. Pues bien, Mercedes García, la mencionada alcaldesa, no solo no dimitió o fue cesada, sino que pidió públicamente que dimitiera la oposición por “el daño irreparable” que habían causado al pueblo dando a conocer los hechos. Muy comprensible, claro, porque el enaltecimiento del franquismo y del nazismo no es terrorismo. Al fin y al cabo, líbreme Dios siquiera de pensar que la ex alcaldesa (ya no lo es tras las últimas elecciones locales por las malas artes de grupos masones y comunistas compinchados contra España) tiene poco juicio y obra precipitadamente y sin reflexión. ¡Todo lo contrario! ¡Y los titiriteros, a chirona!









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