Me estaba esperando en el portal Milan
Kundera escritor muy admirado hace unos años, algo olvidado últimamente. “No
importa, Antonio”, me saludó, adivinando mis pensamientos. “¿Te acuerdas”,
continuó, “de una conversación que tuvimos hace tiempo sobre los caminos y las
carreteras?”. Yo lo recordaba nítidamente, pero preferí mentir para volver a
tener el placer de escuchar de su propia voz aquellas ideas tan sugerentes en
otro tiempo.
Entonces, Kundera leyó:
“Camino: franja de tierra por la que se va
a pie. La carretera se diferencia del camino no sólo porque por ella se va en
carro, sino porque no es más que una línea que une un punto con otro. La
carretera no tiene sentido en sí misma; el sentido sólo lo tienen los dos
puntos que une. El camino es un elogio del espacio. Cada tramo del camino tiene
sentido en sí mismo y nos invita a detenernos. La carretera es la victoriosa
desvalorización del espacio, que gracias a ella no es hoy más que un simple
obstáculo para el movimiento humano y una pérdida de tiempo. Antes de que los
caminos desaparecieran del paisaje, desaparecieron del alma humana; el hombre
perdió el deseo de andar, de caminar con sus propias piernas y disfrutar de
ello. Ya ni siquiera veía su vida como un camino, sino como una carretera: una
línea que va de un punto a otro, del grado de capitán al grado de general; de
la función de esposa a la función de viuda. El tiempo de la vida se convirtió
para él en un simple obstáculo que hay que superar a velocidades cada vez
mayores.
El camino y la carretera son también dos concepciones diferentes de la belleza. Cuando alguien dice que en tal o cual lugar hay un paisaje hermoso, eso significa: si paras el carro verás un hermoso castillo del siglo xv y junto a él un parque; o: hay allí un lago y, por su brillante superficie, que se extiende a lo lejos, navegan los cisnes. En el mundo de las carreteras un paisaje hermoso significa: una isla de belleza unida por una larga línea a otras islas de belleza.
En el mundo de los caminos la belleza es ininterrumpida y constantemente cambiante; a cada paso nos dice: ¡detente!".
El camino y la carretera son también dos concepciones diferentes de la belleza. Cuando alguien dice que en tal o cual lugar hay un paisaje hermoso, eso significa: si paras el carro verás un hermoso castillo del siglo xv y junto a él un parque; o: hay allí un lago y, por su brillante superficie, que se extiende a lo lejos, navegan los cisnes. En el mundo de las carreteras un paisaje hermoso significa: una isla de belleza unida por una larga línea a otras islas de belleza.
En el mundo de los caminos la belleza es ininterrumpida y constantemente cambiante; a cada paso nos dice: ¡detente!".
Me sentí emocionado al poder escuchar
otra vez esas palabras del mismo Kundera. Él me dirigió una mirada amigable,
dibujó con la comisura de sus labios un esbozo de sonrisa, y me dijo: “Vengo a
decirte exclusivamente que este portal es un camino que nunca debes abandonar.
No permitas que alguien pretenda convertirlo en carretera”. Rodeó con un brazo
mi espalda, la apretó con fuerza y se fue.
Después fueron viniendo más compañer@s de camino al
portal, pero nada dije, salvo a Marisol al final de la mañana, regresando ya a
nuestras respectivas casas por un hermoso camino que jamás ha sido carretera.
Hasta mañana
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