Algunas veces nos llega la confusión y
nos creemos perdidos. Sin embargo, solo puede confundirse quien al menos tiene
varias ideas u opciones, y quien alardea de mayor claridad es quien tiene pocas
o una sola idea, pues acaba por tener la cabeza tan pequeña que no le caben
más.
Por eso mismo están de más las creencias en un
centro escolar y solo debería impartirse allí los saberes racionales y
científicos. De hecho, hay que enseñar ante todo a usar bien la razón, pues es
la vía más nítida para llegar a ser autónomo. En efecto, la racionalidad
conduce a la autonomía y esta va de la mano de la racionalidad. Por supuesto,
autonomía no quiere decir aislamiento, solipsismo y mucho menos insolidaridad, sino la capacidad de
autodirigirse y de autocontrolarse, de decidir entre opciones diferentes, de
proteger y fomentar los valores que se creen mejores. De modo que educar para
la razón es educar para la autonomía, para la independencia. Y un buen educador
debe aspirar sobre todo a que cada vez sean más independientes las personas a
quienes educa. Y por lo mismo, el maestro que se cree imprescindible (piénsese
bien en esta palabra: imprescindible) es un pésimo maestro.
Si no se es autónomo, se es dependiente
(de criterios, vidas y dictámenes ajenos). Y se es dependiente en la medida en
que no se ha desarrollado una racionalidad autónoma. De ahí que quienes se
dedican a educar y formar deberían hacerlo para que las personas a las que educan
y forman, puedan prescindir de sus maestros.
Pues bien, a veces un grupo político corre
el riesgo de parecer una escuela mala donde unos malos maestros que se creen
imprescindibles desean que sus pupilos dependan al máximo de ellos.
Por lo demás, hoy publica Crónica Popular
mi artículo La
tartufiana vara de medir de algunos agentes de policía.
Bego ha vuelto a Madrid esta mañana,
dejando el cariño y la luz de siempre.
El frío ha sido fuerte al comienzo de la
mañana en el portal de la Consejera aragonesa de Educación. Marisol se va unos
días por motivos familiares. La echaré mucho de menos. ¿Despediré como se
merece ese portal cuando cese por las próximas elecciones el Gobierno de Rudi,
Serrat incluida? (Lo pongo entre interrogantes y en primera persona del
singular, no sea que el Delegado del Gobierno ya esté preparando otra sanción
por “convocatoria sin autorización de una concentración ilegal”).
Venga, George Ivan, cántanos algo
Hasta mañana
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