Aragoneses, catalanes, andaluces, vascos,
madrileños… Alemanes, italianos, argentinos, judíos, árabes, chinos…Montserrat
Caballé, Napoleón, John Wayne, Charles Chaplin, Stalin, Einstein, Mozart,
Picasso… Salvo quizá con alguna excepción, en cada uno de estos casos hemos
colocado una etiqueta, por la que adjudicamos unos rasgos y unas
características determinadas a cada grupo o persona, que los diferencian del
resto. A veces, estas etiquetas se convierten en verdaderos sambenitos para los
interesados.
La persona que utiliza estas etiquetas o
estereotipos está suponiendo y esperando el cumplimiento de esos rasgos en la
realidad, pues sería una sorpresa e incluso una decepción para ella, por
ejemplo, un alemán no sistemáticamente trabajador o un andaluz que cuenta
chistes sin gracia o un argentino que no abre la boca en una tertulia. Su
expectativa no es tanto que el estereotipo refleje la realidad, como que la
realidad misma se ajuste al estereotipo.
Seamos o no conscientes de ello,
quedan silenciosamente agazapadas en los recovecos de nuestra mente y nuestras
vísceras un buen número de prejuicios, ideas y creencias preconcebidas,
actitudes, fobias e inclinaciones, difícilmente aceptables y aceptadas si y
cuando afloran a nuestra consciencia. De paso, vamos endosando etiquetas a
cuantos deseamos/necesitamos, según su etnia, sexo, procedencia geográfica,
estatus social, político y económico, preferencia sexual, etc.
Esa adjudicación de etiquetas
tiene efectos casi imborrables, no en vano, originariamente, un estereotipo era
una impresión tomada de un molde de plomo que se utilizaba en imprenta en lugar
del tipo original, al igual que en francés un cliché está relacionado también
con un tipo de imprenta. De hecho, ya nos encargamos bien de que así sea:
captamos especialmente aquellas conductas, actitudes y rasgos ajenos que más
confirman nuestros prejuicios estereotipados sobre determinados grupos, e
incluso convertimos sistemáticamente un acto aislado en principio universal por
medio de un tosco acto de generalización. Dos españoles que atracan un banco
son dos delincuentes, pero en otros casos son
dos-peligrosos-inmigrantes-vagos-delincuentes-que-vienen-a-nuestro-país-a-quitarnos-el-trabajo.
Y es que el estereotipo
gusta del simplismo y de la simpleza, especialista como es en fabricar
generalizaciones indefinidas. Su antídoto principal consiste en conocerlos,
someterlos a un análisis crítico, para dejar de encasillar sin ton ni son a las
personas. También, tener una cierta visión crítica de un@ mism@.
Digo esto porque de vez en cuando asoma
por el portal de la Consejera una gente que, como quien no quiere la cosa, te
lanza una serie de etiquetas, principalmente para ver cómo reaccionas. Y
entonces reacciona como puede un señor mayor que va en silla de ruedas, su
salud cada vez más deteriorada, que se tiene por perroflauta de tanto estar en
la calle a pocos metros de otros perroflautas, que amó la enseñanza y una forma
determinada de vivir, que reivindica ahora la escuela pública y laica portando
un cartel medio desvencijado, marxista convencido y a mucha honra, no es de
centro ni de derechas ni de abajo, sino que intenta ser de izquierdas aunque a
veces demuestre poca mano izquierda, que cuando necesita tranquilidad interior
piensa en su hijo y en su hija, ex marido, ex miembro de una multitud sin fin
de asociaciones, sindicatos y partidos, que cada vez percibe con mayor nitidez
y detalle el horizonte hacia el que ha estado caminando, que ama a l@s amig@s
que aún tiene y lamenta la pérdida de otr@s.
Aristóteles detiene mis pensamientos diez minutos
antes de las doce del mediodía en el portal de la vivienda de la Consejera
aragonesa de Educación. Se acerca, estrecha mis manos, clava sus ojos en los
míos y me dice: “Los amigos se necesitan
en la prosperidad y en el infortunio, puesto que el desgraciado necesita
bienhechores, y el afortunado personas a quienes hacer bien. Es absurdo hacer
al hombre dichoso solitario, porque nadie querría poseer todas las cosas a
condición de estar sólo. Por tanto, el hombre feliz necesita amigos”.
Entonces me he sentido especialmente feliz.
Primera parte de la jornada matutina pasada por la
humedad y una lluvia fina. Carmen, por fin, sale fotografiada. Mari Carmen ha
tejido para mí una braga bonita que resguarda muy bien del frío. En Zaragoza
hoy se celebra el “Jueves Lardero”, se come longaniza y se bebe vino. Es lo que
hemos hecho hoy en el portal de la Consejera aragonesa de Educación, brindando
por la escuela pública y laica después de cantar a pleno pulmón el Canto a la
Libertad.
Alguien rozó a las 12,59 horas de la mañana una
sola nota del teclado y del piano brotó una sílaba mágica, llena de burbujas de
vida: Qi. En China y otras zonas del Oriente con Qi quieren señalar a un supuesto principio activo que forma parte de todo ser
vivo y que se podría traducir como «flujo vital de energía.
(Un abrazo especial para mi buen
amigo y compañero de caminos Tino, asturiano bueno y todo corazón. ¡Recupérate
pronto!).
(Nacho, Ana, Antonio: estoy con vosotros en este trance amargo. Muy pronto amanecerá y lo celebraremos juntos).
Hasta mañana
Grande Antonio
ResponderEliminarUn abrazo