PUBLICADO HOY EN EL HUFFINGTON POST
Levantó en su día mucha esperanza de que
tanta indignación mutaría en el cambio anhelado por el pueblo y en beneficio
del pueblo. Ahora se mantiene esa esperanza entre un número, en aumento, de
volatineros, a la vez que percibo un considerable incremento de seguidores y
militantes desanimados y/o desconcertados. El Ministerio de la Verdad repite
sin cesar que es la hora de la gente, pero mucha de esa gente se va enterando
por los medios de comunicación que el monte solo es monte, y que cuando un
monte se quema, algo suyo se quema, señores del aparato. Esa gente puede votar
candidaturas locales o también otras embutidas sin vaselina desde lejos, por
mucho que rechazaran otrora el centralismo democrático que hoy procede del
centro geográfico del país: “Madrid” o “estatal” son dos de los términos más al
uso inculcados últimamente a las provincias.
El lenguaje se desliza hacia otros usos y
denota otras realidades. “Casta” fue uno de los términos más escuchados en los
orígenes, pero ahora está en desuso, pues resulta comprometido criticar aquello
en lo que se ha incurrido. Declaraba recientemente el superbarón Iglesias en la
ciudad inmortal de Zaragoza que en su Partido no había cabida para barones, lo
cual tiene muy mucha gracia para quien no le dé mucho a la cabeza. Por lo
mismo, puede caerse también en simplezas tales como que la cuestión no es el
binomio izquierda-derecha, sino dictadura-democracia, o que su planteamiento no
está en la izquierda, el centro o la
derecha, sino “abajo”, con la gente, votantes antes del PP, del PSOE o de IU.
Precisamente para que pudiera colar tanta
gente en planes tan ambiciosos, insisten en que no hay que inquietar a la gente
hasta que vote, por lo que se perpetra una política de maquiavélica ambigüedad
calculada, a través del arte de decir aparentemente muchas cosas de grueso
calibre, pero comunicar en realidad muy poca cosa, no sea que el votante se
mosquee y deje de votar como debe.
De dos fuentes distintas me han llegado
noticias del curso acelerado que un dirigente de postín impartió a militantes
aventajados de la capital y provincias acerca de la eficacia necesaria a tener
en cuenta de aquí a las elecciones hasta conseguir el objetivo último y final:
ganar las elecciones generales. La tesis fundamental del antedicho curso
consistió en que, siendo la verdad siempre importante, a veces hay que
aparcarla, pues lo principal no radica en aclararla y explicarla, sino en
persuadir y convencer al auditorio. En otras palabras, lo mismo que hace 2.500
años proponían y enseñaban en Atenas sofistas tales como Protágoras o Gorgias.
Ahora hay que votar, votar las
candidaturas del Partido de la gente, aunque hace pocos meses la palabra
“partido” era rechazada, ya que el proyecto de dejar cautiva y desarmada a la
casta y conseguir los objetivos planeados, superaba las obsoletas lindes de los
partidos tradicionales. Tal como están y discurren las cosas, los de Claro que
Podemos están dejando muy claro que está clarísimo que pueden lo que más les
convenga. Y si no, que le pregunten, por ejemplo, a Pablo Echenique.
Escójase cualquier documento público del
partido y se podrá constatar esta misma ambigüedad calculada en el lenguaje
para no asustar al posible votante. Como simple botón de muestra, pregúntese
tras la lectura de cualquier documento oficial y público cuál es la postura
concreta del Partido sobre la escuela privada y concertada. La respuesta será
que nada ni nadie, incluidos los adeptos a una red de enseñanza privada o concertada,
se sentirán negativamente concernidos en el documento, pues los malabaristas
del lenguaje son capaces de construir verdaderos monumentos a la ambigüedad
calculada.
En una provincia de poca monta de cuyo
nombre no quiero acordarme, a un hidalgo de los
de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor no se le
ocurrió otra cosa que escribir un proyecto de Programa en el ámbito educativo
para cualquier partido o cualquier candidatura dentro de un mismo partido.
Observó con gusto que algún que otro gigante (¿o eran molinos de viento?) había
transcrito en su propio programa literalmente buena parte del programa original
del hidalgo, pero ninguno de los temas que podían resultar controvertidos o
molestos para una porción de sus posibles votantes: escuela privada y
concertada, escuela laica, una posible red de libros de texto gratuitos
oficialmente ofertados por las instituciones educativas, sujeción de todos los
centros de enseñanza a las mismas leyes y normas públicas e institucionales, lenguas
autóctonas, etc.
Contra los sempiternos primos del Zumosol no
necesitamos otros primos del Zumosol, sino la
fuerza del pueblo unido y autónomo. El antídoto frente a los eternos
encantadores de serpientes es la verdad sencilla de y para la gente, y no la
calculada ambigüedad de la gente del aparato. Así, solo así, se Puede y sobre
todo –es, con mucho, lo más importante- se Debe.
? Casualmente Huffinton Post no será del grupo Prisa ¿
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