He repasado,
como cada mañana, los principales titulares de la prensa de Españistán. Líos,
autobombos, descalificaciones, lemas con corazones, sonrisas de un país, más
pufos económicos… y mucho silencio sobre lo más importante.
El paro ha
descendido en Aragón: 4.661 empleos más. Y después, silencio. Las personas
carentes de trabajo o que padecen trabajos precarios de hambre o que no cuentan
con ninguna cobertura al desempleo o que no llegan a final de mes o que comen
muy poco o sin luz, sin techo y sin nada de nada son MULTITUD. Pero de esas
personas no se habla. En Españistán se vive peor que antes y estamos asistiendo
indiferentes a un masivo “juventicidio”: salvo contadas excepciones, los/las
jóvenes actuales emigran o quedan sumidas en la más oscura de las
incertidumbres.
Silencio,
silencio, silencio…
Nada se dice ya
de los refugiados en Grecia y Macedonia, de la oleada de xenofobia que recorre
Europa. Silencio. Silencio. El silencio es hoy alquitrán, tierra y barro
destinados a rellenar tumbas, vitriolo del alma.
Entretanto,
cada día soy más rico en encuentros con personas amigas y queridas con las que
compartir una caña, mil palabras y mil silencios (silencios de los buenos y acogedores).
Soy rico, mi gran fortuna son todas las personas amigas que me hacen afortunado.
Recordamos, re-vivimos, re-accionamos. ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!
Begoña se va
unos días a Colombia por trabajo y por descanso. ¡Bien! Está en camino. Queda
en Madrid mi segundo nieto/a, que llama ya a la puerta. ¡Maravilla!
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