Día de re-flexión. Para re-flexionar hay que hacer antes
flexiones o flexionar (doblar o encorvar el cuerpo o algún otro elemento de la
naturaleza o de la gramática). Los rayos de luz, por ejemplo, reflexionan
cuando inciden en una superficie, chocan en ella y se desvían y regresan al
medio que salieron formando un ángulo igual al de la luz incidente. Y un ser
humano reflexiona cuando decide pensar
atenta y detenidamente sobre algo, para lo cual precisa penetrar en su
interior, flexionar sobre sí mismo, y allí re-flexionar el tiempo que necesite
para volver al mundo y a la vida desde sí mismo, desde sus propios valores y
convicciones. He deseado siempre y sigo deseando que, re-flexionando, cada
persona sea capaz de llegar hasta sí misma (la madre de todas las reflexiones):
una opción política es votable si y solo si, y en la medida en que respete,
promueva y haga realidad los derechos humanos fundamentales (vivienda, trabajo,
sanidad, educación, pensiones, muerte digna, dependencia…) y las libertades
cívicas (expresión, opinión, reunión, etc.). Mañana votaré. He re-flexionado
mucho y bien.
La jornada transcurre bajo el
toldo de metacrilato del brexit
británico. Particularmente, pienso que los británicos tienen el mismo derecho
de estar dentro o fuera de la UE. Pero pienso –deformación profesional- en
Hume, Locke, Whitehead, Russell, Ockham, Moore, Stuart Mill, Darwin, Spencer,
Hawking, Conan Doyle, Dickens, Oscar Wilde, Tolkien, Tomás Moro, Newton, Watt, Agatha
Christie, Wells, Orwell, Kipling, John Lennon, Mc Cartney, Beatles, Rolling
Stones, Iron Maiden, Jethro Tull, Hugh Laurie… ¡Tantos!
Mi vida sería distinta –no sería-
sin ellos. Mi vida sigue igual porque siguen conmigo. ¿Brexit? Quizá de
instituciones, Bancos y primas de riesgo, exit también que conduce al abandono
de cientos de miles de refugiados, etc. La UE ha terminado por ser el ratón parido por
la montaña. Pero Gran Bretaña y mis amigos británicos y yo somos los mismos que
anteayer, cuando el brexit era solo un fragor de patrioterismo, egoísmo,
chauvinismo. Curiosamente, al parecer han votado Fuera de la UE los de más edad,
mientras que por la permanencia estaban los de menos edad. Visto lo
visto, incluso yo estaría fuera de la UE, a la vista de los estragos sociales
que está causando su neoliberalismo entre el pueblo, entre la ciudadanía. Sin
embargo, nunca podría estar fuera de Europa, porque entonces me arrancaría el
cuerpo y el alma, mi propia identidad. El pensamiento, la cultura, tú, yo,
todas y todos, lo más grande y lo más insignificante somos producto de 2.500
años de historia europea (no solo de crónica histórica –Historie-, sino de
desarrollo del transcurrir de la vida y
de los seres humanos en esta parcela del planeta Tierra –Geschichte-).
Ingrid me escribía ayer un
email en el que recordaba “un
poema de Valente, precioso, que podría responder(me)”: “Porque
es nuestro el exilio. No el Reino”. Da en el clavo. El Reino es el sistema del
poder, que nos dice cómo vivir, que traza los límites del bien y del mal, según
sus intereses, aun yendo contra lo humano del ser humano. Por eso hay que
exiliarse. Ese Reino no lo quiero, no quiero ningún Reino. Por eso me exilio.
El exilio es la búsqueda de la condición humana en su anhelo primigenio, es el
anhelo del vivir y del convivir de verdad. Verdad es des-cubrir, des-velar lo
que el sistema del poder en-cubre, cubre con un tupido y rancio velo. Debemos
exiliarnos. Yo, al menos.
Por eso mañana votaré. Sin ingenuidad, sin
la inocencia política de hace treinta o cuarenta años. Votaré caminando hacia
el exilio (no he querido hacer otra cosa a lo largo de mi existir), a sabiendas
de que el exilio ya tiene destinos definitivos para mí. Noto ahora la
respiración de Aristóteles, de Newton, de Marx, de Jung, de Nietzsche. Soy su
futuro. Ellos y muchos otros son mi
pasado y mi presente. Voto porque soy un quark llamado strange que con otros muchos quarks formaré parte de un barión y un
protón que se incrustará en el corazón mismo del futuro y de los anhelos de
millones de seres que desean ante todo y sobre todo ser felices. Son mi
futuro.
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