domingo, 20 de marzo de 2011

Artículo excelente enviado por una amiga excelente

Mi amga Coral me envía esta maravilla.MUCHAS GRACIAS


Los artículos de Antonio me han traído a la mente un pequeño texto que es de lo más hermoso que he leído en mi vida, y que se refiere a esas cosas del alma de las que habla en los artículos. Se trata de una pequeña narración, en forma de epístola, que el autor remite a una persona por la que siente una profunda afinidad. En esta carta se desnuda y expresa sin prejuicios ni defensas lo que piensa y lo que siente. Me parece toda una belleza, un acto de complicidad suprema, de reconocimiento, de amistad profunda. Probablemente el/la drstinataria de la carta no es ni de lejos lo fantástica/o que él la/le vislumbra. Si es capaz de percibir tanta grandeza es, probablemente, porque esa grandeza habita en él, en caso contrario sería incapaz de percibirla. Os le dejo al final, por si a alguien le apetece leer ese texto

El autor es José María Doria, un hombre que, a pesar de haber tenido una formación estándar en el mundo de la economía y de la empresa, cambió de rumbo y se decantó en la madurez por aprender psicología e investigar las corrientes espirituales en el mundo. Conoce muy bien las filosofías y tradiciones precolombinas y las orientales. En realidad todo ese aprendizaje lo llevó a cabo en un viaje personal de búsqueda de sí mismo.  

El texto está incluido en el capítulo titulado "Ternura" de un libro fantástico para los que quieren saber y entender de las cosas que habitan y se mueven en nuestros adentros: Se llama "Inteligencia del alma", editado por Edaf. Es una lectura hermosa y muy instructiva.

¿Que qué tiene esto que ver  con el laicismo?. Pues creo que mucho. Los que no sustentamos el sentido de nuestra existencia en mitos ni en dogmas, que no llegan ni al envoltorio, buscamos y exploramos esos ámbitos de lo humano que tienen que ver con lo espiritual, o lo sublime, o lo trascendente. Después descartamos y elegimos en libertad. En cualquier caso, estoy convencida de que es inmensa la trascendencia que se puede encontrar en el corazón humano. 

De nada o poco sirven todos los conocimientos del mundo, de nada sirven los avances, ni la física, ni la ciencia, ni la filosofía, si no se integran en el corazón humano. La teoría del "homo amans" como escalafón posterior al "homo sapiens" tiene su sentido si consideramos que tras conocer el espacio, los átomos, protones y electrones, cómo funciona nuestra mente y cómo lo hacen nuestras emociones, si sabemos cómo acabar con enfermedades y como convertir la energía nuclear en rayos sanadores, por ejemplo,  parece que seguimos siendo tan poco lúcidos de no actuar con amor hacia lo que nos rodea. Creo que de nada nos habrán servido millones de libros escritos que llenan millones de bibliotecas en el mundo, si no somos capaces de dejar de actuar con odio, con recelo, con codicia, con ignorancia o con maldad. Los orientales dicen desde hace siglos que "el amor no es que sea el camino, es el único camino". De no tender hacia esas pautas, es posible que la humanidad, tarde o temprano, pueda acabar extinguida, como cualquier otra especie que no ha llegado al estadio de lo "racional".

Y paro ya, porque a estas alturas, nadie habrá llegado a estas líneas. Y, además, empiezo a tener cierto complejo de estar haciendo un sermón apocalíptico como los curas, como esos que escuchábamos siendo niños pensando que nos hablaban desde la verdad suprema. Y éso, os lo aseguro, ni de lejos es lo que quiero.

Os dejo el texto del que hablaba:

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(El autor se dirige a alguien, expresándole todo aquello que ese alguien le inspira)

Dirigido a ti.

Cuando hablas y dices cosas tan bonitas acerca de la vida  y de todo aquello que te pasa, siento admiración por tu lucidez y por tus formas mentales tan bien cultivadas. Cuando me cuentas lo que descubres con tus propias antenas de ver el mundo y entender lo que a éste le ocurre, siento el poder de tus talentos que corre vigoroso por las neuronas de mi alma.

Cuando pones letra a la música y cuando explicas tan agudamente lo que muy dentro nos pasa, sentimos la grandeza de entender la vida y abrir la mente a ideas expandidas y sensatas. Cuando en tus palabras pones la luz que necesitan mis sentimientos, a veces confusos por contradicciones internas, siento que eres un regalo que muestra las diferencias y separa el grano de las pajas.

Cuando te expresas sinceramente e inventas palabras nuevas, siento el reconocimiento de tu mente, siento tu sutil poder sobre las tinieblas. Cuando me acaricias con tus palabras dulces y sedosas, y me regalas susurros que me recuerdan la dimensión celeste de la existencia, te doy las gracias por saberme decir lo que un día soñé y que ahora, al nacer, serena mi alma.

Tus palabras son seguras, hermosas y bien calculadas...;  sin embargo, cuando me miras en silencio,  cuando posas en mis ojos tu mirada...,  todo se detiene atento, hasta las estrellas del cielo parecen paralizar su marcha. Cuando miras mis pupilas y mantengo tu mirada, se abre  un abismo infinito que me conmueve y arrastra.

Cuando contemplas una flor recién abierta o la mano arrugada de la anciana, siento tu grandeza, te reconozco como amor y percibo que has hecho un gran camino con el alma desnuda y descubierta.  Cuando contemplas al que sufre, cuando enfocas al que goza, veo algo más en ti, veo tu sabiduría ecuánime, descubro al ser que volvió a la luz atravesando las sombras.

Cuando miras al infinito y te abstraes en las blancas arenas de las playas, descubro la inmensidad que resuena en lo profundo de mi alma. No es tu talento lo que ahora me conmueve, no es tu excelencia lo que ahora me impresiona. En realidad, es el rostro de todos los inocentes y la llamada de la ternura suprema. Algo tan inefable como misterioso que brota desde lo más profundo del alma.

En tu silencio está el poder de mover la estrellas de mi pecho y de mi cara. Cuando miras con tanta consciencia lo que tu mente proyecta, parece que desnudas de ropajes superfluos todas las cosas que para protegerse se adornan. Tu mirada es el camino energético que los seres del Universo recorren para llegar al Profundo y, ya conscientes, vuelven a casa.

En realidad..., tu mirada basta.

1 comentario:

  1. Por una cosa o por otra acabo casi todos los días dándole las buenas noches a este lugar; y siempre salgo ganando...
    Gracias Antonio por cruzarte en mi camino!

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