Artículo a publicar el próximo miércoles en el Peródico de Aragón
El 26 de marzo de 2010, las primeras autoridades
y una multicolor comitiva académica de la universidad de Zaragoza, precedida
por los maceros, fueron aposentándose en la Sala Paraninfo de la antigua
facultad de Medicina y Ciencias de Zaragoza, a fin de oficiar el “Acto Solemne
de la festividad de San Braulio”,
tal como estaba previsto en el Ceremonial que puede leerse en Internet. A
reglón seguido, el Rector puso de manifiesto para qué estaban allí tan eximias
y preclaras personas: “Se abre la sesión del acto solemne de la festividad de San Braulio,
Patrón de la Universidad de Zaragoza”. Desconozco si alguno de los asistentes
llegó a preguntarse si tiene sentido, adentrados ya en el siglo XXI, que
una universidad pública y civil, la universidad de Zaragoza, una institución
pública del Estado, mantenga oficialmente un patrón confesional, cuya
celebración se considera festiva y no lectiva.
La ceremonia universitaria alcanzó cotas
verdaderamente surrealistas, cuando, en pleno núcleo de la ceremonia, el Rector
volvió a tomar la palabra: “A continuación tiene la
palabra el profesor doctor don XX, de la Facultad de Veterinaria, que
pronunciará la alocución laudatoria en honor del patrón San Braulio, titulada
‘Del genoma mitocondrial a la enfermedad’”. Seguramente, crujieron los cimientos de la universidad
zaragozana y de su historia al tratar de entender aquel acto de travestismo por
el que el genoma mitocondrial mutaba en una alocución (“discurso o razonamiento breve por lo común y dirigido
por un superior a sus inferiores, secuaces o súbditos”) laudatoria (“que alaba o contiene alabanza”) en honor del patrón
(“defensor, protector”; “protector escogido por un pueblo o congregación, ya
sea un santo, ya la Virgen o Jesucristo en alguna de sus advocaciones”) San
Braulio.
La
cosa es que no se trata de un acto antirreligioso preguntarse para qué necesita
patrón una universidad pública de una institución pública como es la Comunidad
Autónoma de Aragón. En una sociedad plural como es la actual y en un Estado
aconfesional como establece la Constitución española de 1978 carece de sentido
que una universidad pública y civil mantenga como festividad propia principal
la de un obispo católico del siglo VII venerado como santo por los fieles de la
confesión católica. Aragón tiene un nutrido número de intelectuales y artistas
de primera fila, en cuyo honor la universidad de Zaragoza podría celebrar
unánimemente su festividad oficial. Por ejemplo, Santiago Ramón y Cajal,
Francisco de Goya, María Moliner, Luis Buñuel, Miguel
Catalán, Joaquín Costa, etc. ¿Para qué necesita un patrón
confesional una universidad pública como la universidad de Zaragoza? Seguramente, la respuesta mayoritaria
en el mundo universitario es la indiferencia, la indolencia, el desinterés, la
abulia y la inercia al respecto por parte de buena parte del mundo
universitario. Así nacen, crecen, maduran y vegetan las tradiciones.
La vida y las obras de Braulio de Zaragoza
tienen un carácter eminentemente religioso y confesional, lo que lleva a
preguntar qué conexión puede tener con una Universidad civil y pública, con una
institución pública de un Estado constitucionalmente aconfesional. Sin entrar
en sus valores hagiográficos y teológicos (pertenecientes al mundo privado de
las confesiones religiosas), y aun admitiendo su relativo valor literario en
consideración a la época tan oscura en que vivió, su aportación intelectual en
cualquier ámbito del saber racional y de los saberes científicos es bastante
escasa o nula: principalmente, su relación epistolar (unas 44 cartas) con Isidoro de Sevilla, su obra “Vida y
milagros de san Millán de la Cogolla” y su participación protagonista en los
concilios V y VI de Toledo, donde entre otras cosas se decreta sobre todo
medidas persecutorias de extrema dureza contra los judíos. En el año 2011 no
sería descabellado examinar si Braulio de Zaragoza reúne méritos para que la festividad
universitaria institucional le esté dedicada, considerando además el
considerable número de figuras de las letras, las artes y las ciencias que han
nacido, vivido o trabajado en tierras aragonesas.
El 25 de marzo de
2011 se repetirá la ceremonia universitaria en Zaragoza en honor de su patrón
confesional. En algún lugar de la sala Emmanuel
Kant irá diciendo también a quien quiera escucharlo “la necesidad de que
el hombre salga de su minoría de
edad, es decir, de la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la
dirección de otro”. Kant insistirá en que “cada uno es culpable de esta minoría
de edad cuando la causa de ella no reside en un defecto del entendimiento, sino
en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la
conducción de otro, dejando así de permanecer con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza
y la cobardía”. Por eso les es tan fácil a algunos erigirse en tutores,
patrones y patronos.
Algunos necesitamos leer artículos como este para refrescar nuestra vida.
ResponderEliminarSomos pocos y silenciosos, pero quiero que sepas que nos gusta lo que transmites.
Luis Mar
Muchaas gracias, compañero
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