Publicado hoy en Diario del Aire
Publicado en ATTAC España el 13 de julio
Publicado en ATTAC España el 13 de julio
A bombo y platillo nos han comunicado que se ha recuperado el Códice
Calixtino, una joya del siglo XII de incalculable valor, hallado envuelto en
bolsas de basura y cartones junto a una pila de ladrillos en el garaje del
presunto ladrón, un electricista que durante más de veinticinco años trabajó en
la catedral de Santiago de Compostela. Lo que no nos aclaran es de dónde han
salido los 1,2 millones de euros encontrados en su casa, al igual que la
policía y la inspección de Hacienda siguen sin explicarnos desde la primavera
de 2011 qué hacían dentro de un armario de un monasterio de monjas
cistercienses de Zaragoza 1,5 millones de euros en billetes de 500 guardados en
tres bolsas de basura negras.
El robo del códice Calixtino ha tenido un final feliz, sobre todo para la
iglesia católica, pues el códice es de su exclusiva propiedad. Según el
artículo XV del Acuerdo de 1979 entre el Estado Español y la Santa Sede sobre enseñanza
y asuntos culturales, “la Iglesia reitera su voluntad de continuar poniendo al
servicio de la sociedad su patrimonio
histórico, artístico y documental, y concertará con el Estado (…) la
colaboración de ambas partes con el fin de preservar, dar a conocer y catalogar
este patrimonio cultural en posesión de
la Iglesia, de facilitar su contemplación y estudio, de lograr su mejor
conservación e impedir cualquier clase de pérdidas, en el marco del artículo 46
de la Constitución”. En resumidas cuentas, el Estado español destina anualmente
700 millones de euros al mantenimiento del patrimonio en poder de la iglesia
católica. Y podemos estar seguros de que a partir de ahora le pondrá gratis en
la catedral de Santiago un sistema de seguridad de última generación que
pagaremos todos.
Algo parecido ocurre en Aragón con unos bienes eclesiásticos de
parroquias aragonesas que acabaron en Cataluña. Ahora Aragón los reclama como
suyos, pero desde la Generalitat dicen que nanay. Actualmente están expuestos
en un museo diocesano de Lérida costeado con el dinero de todos los catalanes.
El Gobierno aragonés no ha querido ser menos y ha construido a su costa en la
localidad oscense de Barbastro otro museo diocesano que recogerá las piezas
artísticas en litigio. En resumidas cuentas, la iglesia católica posee en
exclusiva la propiedad de ese “arte sacro”, más dos museos nuevos y ¡cobrará
entrada a los visitantes!
Hace unos años ocurrió lo mismo con la reconstrucción de la catedral de
La Seo de Zaragoza: costó un riñón, lo pagó el pueblo con el dinero de sus
impuestos, y ahora el visitante tiene que pagar una entrada para ver la
catedral.
La Constitución española afirma en su artículo 16.3 que “ninguna
confesión tendrá carácter estatal”, pero realidad es muy distinta. De hecho, en
el colmo del despropósito y dada la pereza, la abulia y los intereses creados
de los partidos y parlamentarios, aún sigue vigente el Concordato firmado en
1953 entre el Vaticano y la dictadura de Franco.
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