Escribo este Diario unos minutos antes de
partir hacia la Gran Vía zaragozana. A partir de hoy estaré, mientras no se me
impida por la fuerza (de las “fuerzas del orden”, mandadas por el Delegado del
Gobierno de España en Aragón), en la vía publica, en las inmediaciones del
portal de la sede del Partido Popular de Aragón en Zaragoza. Repito, en plena
vía pública, en la calle de todas y de todos, ejerciendo mi derecho inalienable
a la libertad de opinión y la libertad de expresión. No otra cosa pone mi
cartel, confeccionado ad hoc.
Hoy he podido escuchar cómo varias
personas espetaban a gritos a Beatriz que fuéramos a pedir, protestar y
reclamar a los que ahora mandan en Aragón (Podemos, PSOE, según ellos). Como si
se pudiera hacer borrón y cuenta nueva en los recortes salvajes que el PP ha
estado perpetrando. Como si el PP no siguiera arrasado con su mayoría absoluta
en el Congreso. Como si el PP no siguiera manteniendo su Reforma Laboral,
destructora del verdadero trabajo del que habla la Constitución, creadora de
“empleos” de filfa y de humo que impiden vivir con una mínima holgura y con
dignidad. Como si estuviesen repuestos en sus centros las decenas de miles de
profesoras y profesores arrojados a la cuneta del paro y el ostracismo. Como si
se mantuviese un nivel de calidad en la sanidad española con tanto recorte y
tanta privatización. Como si el PP hubiese homologado la ley hipotecaria
vigente con las directrices de la UE. El PP sigue mandando en España. Por eso
estaré esta mañana en las inmediaciones del portal de la sede del PP aragonés
en Zaragoza. Esta tarde contaré en otra entrega de este Diario cómo ha ido
todo.
Ahora quiero cantar fuerte con Pete
Seeger We shall overcome, ¡Venceremos!. Sí, un día venceremos.
Hasta mañana
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