Se
avecinan nuevas elecciones (¡socorro!) y por mucho que se alargue la formación
de un Gobierno en España, el nuevo Gobierno se va a encontrar con unas
presiones enormes para “ajustar” ya, sin dilación. A mediados de abril las
Comunidades Autónomas decían a Montoro que era necesaria otra distribución del
déficit (tienen las principales competencias en sanidad, educación, atención a
la diversidad, etc.) y que no iban a recortar en gastos sociales. Todo un
brindis al sol mientras el grifo del dinero lo tenga la Hacienda central y
mientras el Gran Grifo que proporciona dinero a las cañerías del grifo de la
Hacienda central esté en Bruselas, el
Eurogrupo, el BCE y la Eurozona.
Ya están
liados unos y otros con los vetos y las posibles coaliciones electorales. Me
tienen hasta más allá de la saturación. Pero no hablan del artículo 135 de la
Constitución y su principio de “estabilidad presupuestaria”, de la falta de
horizontes mientras estemos al dictado de la Troika, el euro y la selva
financiera europea y mundial. Greenpeace parece haber filtrado algunos
documentos de la negociación del TTIP entre UE y USA. O hay una revuelta
ciudadana radical y pronta en Europa (siguen dándonos ejemplo nuestros vecinos
franceses con su protesta contra su reforma laboral) o el Gran Hermano
Neoliberal dominará el mundo.
Creo que
estos días soy muy afortunado al estar con personas que por sí mismas son ya un
tesoro. La amistad es lo más preciado que puede tener el ser humano. Por eso
llevo años diciendo que en los últimos instantes de nuestra existencia veremos
con nitidez que lo único que nos importa en esos momentos es cuánto y cómo hemos
querido y cuánto y cómo nos han querido.
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