Domingo soleado en Zaragoza. 1º de Mayo. Lástima no
poder estar en Antón Martín, en Madrid, junto a ese portal de la calle Atocha
donde fueron asesinados unos abogados laboralistas de Comisiones Obreras a
manos de unos pistoleros a sueldo de una derecha que sigue imperando en
Españistán.
Me levanto esta mañana y como primer bocado del
desayuno leo en diario.es que Un
Tribunal Supremo más conservador apuntala la reforma laboral En los últimos meses el Alto
Tribunal, hasta ahora muy crítico con la norma que aprobó el Gobierno de Rajoy,
ha dictado sentencias que refuerzan las tesis de la reforma. Los cambios en la
composición de sus miembros han alterado el equilibrio que existía entre
conservadores y progresistas. Cuatro magistrados emiten un voto particular
recurrente en el que advierten de que la nueva doctrina supone "un muy
importante retroceso" en el control de los despidos y el "olvido de
la propia jurisprudencia" de la Sala de lo Social.
No descubren nada nuevo: muchos somos los
que desde hace años llevamos diciendo que la reforma laboral del PP ha
destruido buena parte del estado de bienestar. Vende el PP una recuperación
económica perceptible básicamente desde el parqué de las Bolsas y las cuentas
corrientes de los ricos y muy ricos; vende también la creación de empleo que a
fin de cuentas es en muchos casos explotación y basura. Recuérdese la última encuesta
de población activa del INE. Quizá
tenga algo que ver con la reciente información de que el
Consejo de Ministros aprobó
conceder la Medalla de Oro al Mérito en
el Trabajo, entre otros, al presidente de Mercadona, Juan Roig y a
los exsecretarios generales de UGT y CC.OO. Cándido Méndez y José María
Fidalgo, respectivamente.
Ambassadors
y su Renegades me vienen hoy como anillo al dedo: me lo han quitado de la boca
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