Ayer asistí
a la despedida de Pablo, un niño que apenas rozaba los
dos años y cuya vida se ha apagado tras una dura lucha contra una temprana y
maldita enfermedad. Ayer en la sala 2 del zaragozano cementerio de Torrero han
ido esparciéndose los jirones del corazón y del alma de su padre, Sergio, y de su madre, Cris. Ayer las palabras se sabían
inútiles, aunque entre los abrazos fluían torrenteras de cariño, de dolor, de
rabia y de impotencia. ¿Qué decir, dónde mirar, adónde ir cuando muere un niño
de dos años? ¿Cómo soportar la imposibilidad de devolverlo a sus padres vivo y
lleno de ganas de jugar y aprender? Ayer sonó en aquella sala California Stars de Billy Bragg y Wilco. Sergio me ha explicado que la canción pertenece de algún modo al cantautor americano Woody Guthrie, inspirador y
maestro de Bob Dylan, que murió solo y casi totalmente olvidado en un piso
de Mermaid Avenue, en Brooklyn, Nueva York. Tenía esclerosis lateral
amiotrófica y padeció muchísimo en sus últimos años, tuvo una muerte
horrible que vivió casi en la miseria. Poco a poco, su figura se fue
revitalizando hasta ser reconocido como uno de los pilares de la cultura
popular americana, y entre su legado se descubrieron decenas de letras
de canciones que escribió en Mermaid Avenue y a las que no pudo poner
música debido a su enfermedad. Wilco y Billy Bragg las estudiaron y les
pusieron la música que les faltaba, componiendo dos discos preciosos
titulados "Mermaid Avenue". "California Stars" es una de esas canciones,
es la canción de un moribundo que habla de su deseo de reposar su
cabeza sobre un lecho de estrellas de California. Esto es también una
alusión a su infancia: Guthrie fue un "okie", el hijo de una familia de
agricultores arruinados en los años 30 que emigraron a California en
unas condiciones de miseria absoluta y que fueron retratados por
Steinbeck en la novela "Las uvas de la ira". Para Guthrie, California
era la tierra prometida, el lugar donde se descansa después del dolor. Por eso "California Stars" es tan importante para Sergio y Cris. En su último viaje a Nueva York, con Cris embarazada ya de Pablo, lo
primero que hicieron fue cruzar todo Brooklyn para ir a Mermaid
Avenue. Esa es la canción que escuchamos ayer en la sala 2 del zaragozano cementerio de Torrero. Esta es la canción:
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