Publicado en Izquierda Digital http://www.izquierdadigital.es/articles/402-Trescientos-y-pico-euros-por-ayuda-al-desempleo--recortados-.asp
Caminaba al lado de un hombre que iba a recibir trescientos y pico euros
por ayuda al desempleo, cuando leí la noticia: Portugal reprivatiza el Banco
Portugués de Negócios (BNP) por 40 millones tras “sanearlo” con 2.400 (el 1,4%
del PIB portugués). Como nuevos propietarios aparecía el Banco Internacional de
Crédito, cuyos socios principales son la hija del actual presidente angoleño y
Américo Amorim, el hombre más rico de Portugal, que anunciaron ipso facto el cierre del 30% de las
sucursales bancarias existentes. La venta del BNP era presentada como una
medida más del “programa de austeridad” impuesto por los organismos
internacionales a cambio de un préstamo de 78.000 millones de euros, a pagar,
si se pagan, con sangre, sudor y lágrimas. Esperaba leer alguna noticia
suplementaria que informara de fuertes revueltas sociales, sindicales o
políticas en protesta por semejante acto de rapiña pública, pero la realidad
fue muy otra: apenas se había movido una brizna de indignación lusa en medio de
semejante vendaval.
Claro que en España está pasando tres cuatros de lo mismo. Como botón de
muestra, Telefónica ha ganado en el primer semestre 3.162 millones de euros y
obtenido unos beneficios de 10.000 millones el año pasado. El Gobierno central
y los gobiernos autonómicos ejecutan fuertes recortes sociales, especialmente
en salarios, educación y sanidad, a fin de arañar unos pocos millones con los
que paliar la deuda y el despilfarro anteriores, pero se cuidan muy mucho de
implementar una mayor redistribución social de la riqueza. Entretanto, grupos
políticos y sindicatos callan, sestean y miran hacia otro lado.
Por si fuera poco, el sueldo de los directivos del Banco Santander ha
subido un 24% en el primer semestre y los componentes del consejo de
administración han recibido 5,7 millones
como retribución salarial fija, 780.000 euros en dietas y 918.000 euros en
otras retribuciones (un 25% más respecto del año pasado). Sin embargo, a pesar
de la ciclópea crisis económica que azota el país, la noticia aterriza sobre
nuestras vidas como si fuese lo más natural del mundo, asumiendo que la
propiedad privada es un principio sacrosanto y que el mercado establece
claramente una justiciera raya divisoria entre ricos y del montón, tontos y
listos. Mientras, partidos políticos y sindicatos guardan silencio o emiten
fofos comunicados.
Y más de lo mismo: de enero a junio de este año las empresas del Ibex 35
ganaron 19.970 millones de euros (los componentes de los consejos de
administración de los grupos del Ibex aumentaron sus ingresos un 13,7% sobre
2010, y sus directivos, un 14% más). Por su parte, la retribución de los
directivos de Repsol se incrementó el 116% en el primer semestre y la del
consejo, el 82%. En ese mismo período, los ingresos del consejo en Iberdrola aumentaron
un 33% y los de sus altos directivos, un 26%. ¿Forman parte estas cifras de las
medidas de reforma laboral exigidas por el FMI y la UE para salir de la crisis?
¿Han dicho algo los sindicatos autodenominados “de clase”? ¿Algún dirigente
político o sindical se ha encadenado como protesta ante el edificio del Banco
de España? ¿Los trabajadores españoles han tomado las calles e incitan a la
revolución social?
Cual guinda del pastel, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) compra
200 millones de deuda de la Generalitat valenciana tres días antes de su
intervención por el Banco de España y sin conocimiento de su consejo de
administración, a lo que hay que sumar 2.034 millones de créditos al Gobierno
valenciano entre 2004 y 2010, principalmente en periodos electorales. Pues
bien, como reacciones conocidas ante la noticia, Alberto Fabra, sucesor de
Camps, dice a este públicamente que “tienes el aprecio de la gente, de tu
grupo, del partido y el mío” y, a su vez, Mariano Rajoy dice de Camps que “ha
actuado con grandeza (…) ha estado a la altura de las circunstancias y es una
persona que tiene futuro donde quiera tenerlo”. Pues bien, ante semejante cinismo político el pueblo
sigue a lo suyo, como si todo este cenagal no fuera con nadie. No se trata de
que arda París (¿o sí?), pero lleva a pensar hasta dónde habría que llegar para
que hubiere una reacción a pie de calle (descontado el 15M) por parte de la
ciudadanía.
Y
aún se nos atraganta más el aluvión de noticias nefandas en el ámbito
socioeconómico cuando vemos cada día que los Estados Unidos de Norteamérica
bordean la suspensión de pagos, está puesta en cuestión la nota máxima a su
deuda, y sobre todo su economía y la economía mundial están a merced de los
intereses de la inquietante gente del Tea Party.
Aquel hombre percibió aquella mañana los trescientos
y pico euros por ayuda al desempleo con los que pudo pagar el alquiler de su
vivienda. ¿Se los van a recortar?
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