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Día plácido, casi primaveral. Teresa
y Eva han acompañado a Marisol y al perroflauta motorizado. Un placer poner rostro a lo que hasta ese momento han sido solo contactos en redes sociales.
Mi padrino Fernando (él creó y me
atribuyó al principio en el portal de la Consejera el nombre de “perroflauta
motorizado”) me acaba de contar la maravillosa noticia de que ha entrado
también en el club de los abuelos: ha
nacido Gael, hijo de su hija Aurora y su compañero Andrés y nieto de Fernando y
Pilar. Me he pasado la mañana la mar de contento. Fernando es médico y trabaja
también en Derecho a Morir Dignamente –DMD-, asociación a la que pertenezco y
en la que colaboro; asociación también a la que deberías adscribirte como
soci@.
Sobre todo he pensado en Gael. Lo he imaginado tan
chiquito como es ahora y adolescente y adulto... ¡Le he deseado tantas cosas
buenas y valiosas, a él y a Daniel y a tod@s l@s niñ@s del mundo! He deseado primordialmente
que toda su vida siempre esté llena de cosas hermosas y valiosas, que nunca
haya un resquicio en su vida para el tedio y la indiferencia. Por eso he puesto
hoy como música inicial “Las horas”, de Philip Glass. Que la vida sea siempre
contigo, Gael.
El perroflauta motorizado desea a
Gael el dominio de algunos idiomas fundamentales, generalmente olvidados por
desuso; que cuando diga “mamá”, “papá”, “agua” o “pan” (o “¡abuelito!”) tenga
ya los ojos y el alma y las manos y el corazón tan abiertos que hable y entienda
con soltura el lenguaje del bosque y la
roca, la tempestad, el gorrión, la flor, la mariposa, el prado, los precipicios
de los montes, las mariquitas, el arco iris, el viento, el calor, la nieve, el
frío, la supernova, el incendio y la lluvia, el rugido del macho y de la hembra
a punto de aparearse, el electrón, la muerte y el recién nacido como es él
ahora…
Por eso le regalo ahora un portal
grande, como el portal de la Consejera donde estoy cada mañana, para que allí
juegue, viva, crezca, se enamore y cuide de los suyos. Es un portal simbólico,
un lugar al que acudir cada día para no darse nunca por vencido, para luchar y
ganar con mucha gente más (“somos millones” nos decimos Luis –amigo y compañero
de su abuelo Fernando- y yo). En ese portal morarán la utopía, lo máximo, lo
óptimo, el ideal. En ese portal vivirá Gael con millones de seres humanos que
tampoco pueden vivir sin utopías. Allí estaremos también tod@s los que lo
queremos.
Deseo que Gael se reconozca en todos
los seres vivos e inertes de la naturaleza y del universo, en ese cúmulo
variopinto de imágenes, colores, sonidos, sabores… siempre cambiantes. Deseo
también que sienta la unidad de todas las cosas y de todos los seres, cuando
abrace y le abrace cada ser en la explosión diaria de la vida. Deseo que en
esos momentos Gael saboree una calma
dinámica y permanente dentro de sí mismo y rodeado de todos esos millones de
seres humanos que habitan en su portal.
Deseo que Gael ame el lenguaje que
apenas necesita palabras: el lenguaje de la empatía silenciosa, de la mirada
que se posa en el otro, de la piel, del ligero temblor, del estremecimiento
entregado, de los mensajes que se ofrecen a través de los gestos, los ademanes,
el hacer y deshacer cotidiano. Deseo, en fin, que Gael y Daniel y todos los
niñ@s del mundo dominen el lenguaje del compartir, de no hallar reposo mientras
otro no lo tenga. Es un lenguaje que no se enseña habitualmente en las escuelas, en los medios de
comunicación, en las familias, en la calle, en los bares, en los autobuses
repletos de gente. Por eso hoy te lo deseo con todas mis fuerzas, Gael.
Un día conocerás otro lenguaje,
maldito, que nos enseñan con el primer llanto, con la primera bocanada de aire,
con el primer contacto con la leche materna que nos nutre, es una verdad
diferente, la verdad de cómo se puede someter a la naturaleza y a los demás. Y
muchos estudiantes, principalmente los excelentes, estudian carreras y técnicas
intrincadas para someter más y peor aún a la naturaleza (y a los demás…). Así
quedamos esclavizados tod@s. Así impiden los poderosos que se aprenda el
verdadero lenguaje. Y por eso la naturaleza está en riesgo de quedar muda y
yerta. Lucha, Gael, en tu portal (allí estaremos todos contigo: es también
nuestro portal) por que el mundo y la vida no acaben mudos y moribundos.
En cualquier caso, si así lo haces, si
hablas el lenguaje de la vida que se expande y se recrea en el vivir mismo, podrás
escuchar y atender bien al otro, pues habrás aprendido antes el valor del
silencio, habrás escuchado con el alma de par en par el enorme rugido del
silencio, el gran vozarrón de la soledad.
¡Soledad! ¡Las otras soledades! Allí
y entonces podrá acontecer el encuentro, el verdadero encuentro. En tu portal.
En nuestro portal. Bienvenido a la vida, Gael. Te quiero.
Hasta mañana
Hola Antonio:
ResponderEliminarComentas que tu amigo (el que te atribuyó lo de perroflauta motorizado), ha sido abuelo y tu también lo has sido. Por lo que dices, Daniel es uno de tus principales motores para seguir yendo cada mañana al portal de la consejera. Te sugiero que a partir de ahora dejes de llamarte perroflauta y pases a llamarte "yayoflauta", más acorde con tu nueva condición. ¿Qué te parece?.
Un abrazo.
Ana Corona
Gracias por la sugerencia, pero ya no me cambia ese nombre ni el padrino que me parió.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
¡Viva Gael! ¡Viva Antonio! y ¡viva el padrino que te parió! jajajaja.
ResponderEliminarGracias gracias Antonio. Preciosísima publicación. Gracias a todas las personas que acompañáis en algún momento a Antonio y Marisol. Gracias a ellos por lo que hacen, incansables, pacientes, tolerantes, luchadores y sonrientes.
¡¡GRACIAS!!
Mi querido ahijado, sin duda tus palabras habrán de servir como un faro en la noche para los días de Gael. Le deseo que cuando crezca llegue a parecerse a ti. Gracias por ser como eres.
ResponderEliminarFernando, Pilar, Aurora, Andrés y claro está: Gael.