jueves, 27 de marzo de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 213


El perroflauta motorizado ha llegado al portal a las 10,50 horas. A las 11,00 horas llegaba este flamante coche de la policía, que nos ha acompañado toda la mañana.

Marisol, Antonio, Ángel, Rubén, Clara, Ana, Elena y el perroflauta motorizado han estado hoy en el portal de la vivienda de la Consejera aragonesa de Educación.





Hay gente que, escuchándola y viéndola, parece haber superado mil y un obstáculos y conseguido escalar mil y una cimas. Es gente con la necesidad interna de demostrar y autodemostrarse que es muy progresista y revolucionaria. En resumidas cuentas, de izquierdas de toda la vida, a la que ya le viene estrecho todo y solo le basta ya el kaláshnikov y la lucha armada, y que confiesa estar ya de vuelta en casi todo. Es gente revolucionaria del Facebook, del Twitter, de la sobremesa tras una abundante comida de menú. Es gente con la vista graduada según baremos onfaloscópicos  (“onfaloscopia” u "ombliguismo" es la visión del mundo o de la realidad a partir de la contemplación adoratriz del propio ombligo).
Juan de Mairena, siempre a mi lado, dice a este propósito:
Los hombres que están siempre de vuelta en todas las cosas son los que no han ido nunca a ninguna parte. Porque ya es mucho ir; volver, ¡nadie ha vuelto!”.
Me refugio entonces entre la gente que hoy ha revolucionado la mañana:  un hombre joven que sirve cafés en una céntrica cafetería de Zaragoza ha conseguido aprobar el examen de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Quiere estudiar Derecho. Con horarios sobrecargados y exiguo sueldo, su mérito es enorme, y la noticia me ha producido una gran alegría. Yo le he facilitado de vez en cuando apuntes de Lengua y similares antes del examen. El logro de ese hombre joven es una noticia que no aparecerá en los medios, pero que llena de fulgor la mañana.
Un hombre de mediana edad toca el claxon de su camión o saluda con la mano al perroflauta motorizado cada vez que pasa por el portal de la Consejera. El primer día de sus vacaciones de verano se acercó al portal para hablar un rato conmigo, lo que le agradecí en el alma y me llegó a emocionar. El último día en que la policía nos pidió que nos identificáramos (el lunes de la semana pasada, creo recordar) hizo sonar su claxon mientras pasaba ante el portal y su camión avanzaba con especial lentitud. Fue un acto de compromiso y corresponsabilidad con tod@s nosostr@s.
Maite viene con su espalda hartamente dolorida, mientras regala rosas y sonrisas. Marisol hace rompecabezas y encaje de bolillos para poder estar en el portal y llegar a todo lo que cotidianamente debe hacer. Marga no deja pasar un solo día libre dentro de su semana laboral para estar en el portal. Adrián deja trenes y filósofos cínicos para estar cada viernes en el portal de la Consejera.
Un hombre que no conozco cruza raudo ante el portal y me saluda: “buenos días, Antonio”.
Una pareja entrada en años saluda a los pocos minutos: “buenos días, señor”
Un hombre con principio de Alzheimer se acerca y me pregunta si me apetece que me traiga un “cafecico”…………………………………………..

Tod@s ell@s, junto con otras muchas personas, van y van, sin permitirse estar de vuelta de nada. 
Cada día que los veo venir me entran muchas ganas de darles un abrazo. Y así lo hago ahora, mientras bailo ante este ordenador en el que escribo este rock, tan cargado de alegre nostalgia de unos tiempos que nunca estuvieron de vuelta de nada.



Hasta mañana

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.