Leí hace años en una revista satírica que
si Noé no tenía bastante con tener que cuidar en el arca de una pareja de todas
las especies de animales, va y le parió la hipopótama. En la España
nacionalcatólica que pervive con vigor redoblado en los últimos años, el
ministro del Interior, Jorge Fernández
Díaz, supernumerario del Opus Dei y miembro de la Sagrada Orden Militar
Constantiniana de San Jorge, no contento con poner bajo la advocación de santa Teresa la salida de la crisis,
condecora con la medalla de oro al mérito policial a Nuestra Señora María
Santísima del Amor, que comparte con Nuestro Padre Jesús “El Rico” el honor de
titular una cofradía sevillana de Semana Santa. Corría el siglo XVII cuando
había en la misma iglesia dos imágenes, una de Jesús ”El Rico” y otra de Jesús
“El Pobre”, pero, por esas cosas que tiene la divina Providencia, al cabo del
tiempo solo había en la Cofradía la imagen de Jesús “el Rico”, como Dios manda.
Según la ley franquista 5/1964, a la
que se acoge el piadoso ministro del Interior, prócer también del nada piadoso
Proyecto de ley de Seguridad Ciudadana (escasamente constitucional según un
reciente informe del CGPJ), los motivos
para conceder tan alta distinción son a) muerte, mutilación o heridas graves (…)
en acto de servicio, b) dirigir o
realizar un servicio de trascendental importancia con prestigio para el Cuerpo (…)
y c) actuación ejemplar y extraordinaria, con destacado valor, capacidad o
eficacia reiterada en el cumplimiento de importantes servicios. Así las cosas, no se acaba de ver dónde encaja concretamente Nuestra Señora María Santísima del Amor. Sin embargo,
como tan alta señora está exenta de celos o envidia alguna, podemos decir que
otras 3.800 personas, no todas agentes del orden, han recibido medallas al mérito
policial. Por ejemplo, Esteban Escudero Torres, obispo de Palencia,
localidad donde fue elegido como diputado el actual director general de la
Policía, Ignacio Cosidó, o Francisco
Velez de Luna, miembro del Consejo General de Hermandades y Cofradías de
Sevilla. Incluso en 2012 recibió otra medalla de oro al mérito policial el
arzobispo de Barcelona, Luis Martínez
Sistach. (¡¿Méritos?! ¡¿Qué méritos?!).
Husmeando un poco por Internet, resulta que
en esta España presuntamente (¿sarcásticamente?) aconfesional, por ejemplo, san Juan Bosco es Patrón
del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra; la Virgen del Buen Consejo,
patrona del Cuerpo Militar de Intervención; San Juan Nepomuceno, patrón de
la Infantería de Marina (por morir al ser arrojado al río Moldava desde un
puente),
san
Fernando, patrón del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra; san Juan Bautista, patrón de la Guardia
Real; la Virgen del Perpetuo Socorro, patrona del Cuerpo Militar de Sanidad;
la
Virgen del Carmen, patrona de la Armada;
Santiago
Apóstol, patrón del Cuerpo General de Caballería del Ejército de Tierra; la Virgen del Pilar,
patrona de la Guardia Civil;
santa Teresa, patrona del Cuerpo de Intendencia
del Ejército de Tierra; santa Cecilia,
patrona del Cuerpo de Músicas Militares;
santa
Bárbara, patrona del Cuerpo General de Artillería; la Inmaculada
Concepción, patrona de Infantería; la Virgen de Loreto, patrona del Ejército del Aire (en
1291 hizo volar la casa donde nació desde Nazaret hasta Croacia).
¿Alguien da más? Pues sí, en medio del
fragor nacionalcatólico español, el ministro español del Interior reparte
condecoraciones y medallas a diestro y siniestro a Vírgenes y a quien haga
falta de la corte celestial para sacarnos de este atolladero de la crisis.
Fernández Díaz es muy libre, a título personal, de rezar a quien desee y
ponerse bajo el manto de quien crea conveniente. Ocurre, sin embargo, que la
lluvia de caspa en una atmósfera cargada de incienso nacionalcatólico cae a mares
sobre las cabezas de la ciudadanía española, porque un ministro, un Consejo de
Ministros o unas instituciones del Estado, en razón de sus cargos, deciden
rociarnos con el agua bendita de sus
devociones particulares o interesadas. Voy a contar ahora un buen chiste:
“Ninguna confesión tendrá carácter estatal” (Constitución Española, art. 16.3).
¿A que es muy gracioso, aunque tenga tan poca gracia?
En septiembre de 2012, el Consejo de
Ministros, a propuesta del ministro del Interior, no solo aprobaba los Presupuestos Generales
del Estado del 2013 que todos hemos padecido, sino que también concedía a la
Virgen del Pilar la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil,
mediante Real Decreto 1389/2012, “en agradecimiento a los sentimientos de
fraternidad que tal patronazgo despierta en los miembros de la Institución”.
Unos meses antes, la ministra de Trabajo, Fátima
Báñez, pedía a la Virgen del Rocío la capacidad para generar empleos
para salir de la crisis.
Otro chiste: al nombramiento de nuevos cardenales en el Vaticano ha
asistido en nombre del Estado Carlos
Lesmes, máximo representante del poder judicial, y presidente del Consejo
General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Amén.
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