jueves, 20 de marzo de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 208


Día primaveral. Cumpleaños de Bego, que, desde pequeñita, decía que ella había traído la primavera. ¡Y es verdad!
Marga y el perroflauta motorizado han tenido el placer de saludar a Alberto, antiguo alumno y hoy flamante abogado recién estrenado.

 “¡Que ‘cansos’! ¡Pero qué ‘cansos’ sois!”, espeta al poco de llegar un hombre con mirada despectiva, que pasa raudo ante el portal de la Consejera y el cartel del perroflauta motorizado (“canso” es una expresión autóctona equivalente a “pesado”, “cargante”). Soy un perroflauta que se diferencia del resto de los perroflautas en estar motorizado, soy además un perroflauta motorizado que, según ese hombre, es un “canso” que comete el incívico acto de molestar a la autoridad a las puertas de su propio domicilio. El perroflauta motorizado lleva ingeridas un montón de pastillas y un parche de nitroglicerina y otro de fentanilo por dolencias varias, pero sobre su frente aquel hombre le ha endosado también la etiqueta de canso-indeseable. El perroflauta motorizado se siente un poco desolado.
(Desolación, desolar… procede de de-solare (falto de solaz, de consuelo, de una situación favorable…), antónimo de con-solare, con-solar (compartir el solaz, el descanso, el consuelo…)).

 Y en esas está el perroflauta motorizado cuando llega al portal William James, pensador y psicólogo estadounidense  hace más de un siglo y hermano del escritor Henry James. Disimula su algo avanzada calvicie con un mechón largo de pelo que le cubre la cabeza a lo Anasagasti y su rostro emerge entre un bigote y una perilla inmensos.  Sorprendentemente, habla en perfecto castellano.

"Hola, buenos días”, saluda, “no se deje usted nunca etiquetar por nadie. Una etiqueta etiqueta (permítame la redundancia) al etiquetador y no al etiquetado. Ocurre, sin embargo, que los humanos estamos tan acostumbrados a etiquetar plantas, animales, enfermedades y países que incluso llegamos a confundir la etiqueta con el insulto. Es muy probable que un cangrejo se sintiera invadido de un sentimiento personal de afrenta si pudiese escucharnos cuando lo clasificamos, sin la menor disculpa, de crustáceo y después lo olvidamos. ´No soy tal cosa´, diría. ´Soy yo mismo, sólo yo mismo´. Y esto es todo. Adiós, buenos días". Y William James se va.
El perroflauta motorizado está ya tan tranquilo que entona con su vieja flauta de madera una melodía que aprendió en la lejana Estiria, a la vez que su perro intenta acompasar sus ladridos al seis por ocho de la canción. “¿Dónde puedo comprar lotería?”, le pregunta un viandante anciano. “Dos manzanas más arriba, en esta misma acera”, responde el perroflauta motorizado, que se sonríe al haber sido etiquetado esta vez como un vendedor de cupones de la ONCE.
Y encuentra cumplido solaz contemplando el vídeo de fotos de la Ciudad de Zaragoza del archivo de Rafael Castillejo (www.rafaelcastillejo.com) con música de Ferrán de Magèsc  (http://www.ferrandemagesc.es), compañero que pasea a menudo por las mismas redes sociales.


Hasta mañana

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