viernes, 11 de abril de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 225

Viernes. Acaba la semana 46ª en el portal de la vivienda de la Consejera aragonesa de Educación.
El menudeo de personas en el portal ha sido constante. A Marisol, Adrián, Maribel, Julián y su hermano Alexis

se ha sumado Inés Ayala, eurodiputada socialista y candidata de nuevo  en las listas para las próximas elecciones europeas. Inés ha demostrado durante muchas años su lucha por ideales, derechos y valores con los que coincidimos. ¡Gracias, Inés, compañera, por tu presencia en el portal!


Al poco rato han llegado al portal gente joven de Euskadi, Aragón e Italia, y finalmente el perroflauta motorizado ha tenido una gran alegría y se tiene por muy honrado con la presencia de Nieves Ibeas, hasta hace poco tiempo, entre otras cosas, presidenta de CHA y portavoz dl grupo parlamentario de  CHA en las Cortes de Aragón.



He coincidido con Nieves en mil y una batallas, lo que ha me ha servido para reafirmar mi fe en el ser humano. Nieves ha sido una persona comprometida en el mundo de la política, pero que transciende  los cargos y la urdimbre de los cargos políticos. Nieves ha hecho que se pudiera votar a un partido por confiar en una persona, en lugar de votar a una persona por estar etiquetada en unas siglas. Nieves ha estado en el portal. Ni un solo político (salvo la gratificante excepción de Inés Ayala, hoy mismo), cargo público o periodista ha estado en ese portal para no ver comprometidos su nombre y su imagen dentro de un marco que molesta al poder, que es el que paga y/o sanciona. Nieves ha sido y es un ejemplo de trabajo y de coherencia. ¡Gracias, Nieves!



Por otro lado, hoy es el último día de un “trimestre” larguísimo, pues el calendario escolar sigue estando marcado por las fiestas religiosas de la “semana santa”, de  fecha variable según la luna llena de cada año tras el equinoccio de marzo (¡todo para no coincidir con la celebración de la pascua judía!); en otras palabras, según exclusivo criterio de la iglesia católica, apostólica y romana.
 Ya están dadas las calificaciones, tras las correspondientes sesiones de evaluación. Cuando aún ejercía como profesor de ética y filosofía, me dolía y sorprendía constatar cada curso escolar que el claustro de profesores al final de cada trimestre, se cerraba con el informe por parte de la jefatura de estudios de los porcentajes de aprobados y suspensos en cada ciclo, nivel y curso (con resultados algo más que negativos en su conjunto) sin que ello provocara la menor crisis o cuestionamiento por parte del profesorado.
Recuerdo varios profesores (uno de matemáticas; otro de filosofía, otro de física y química…) que alardeaban de suspender a buena parte de una clase, pues para ellos significaba ser un buen (exigente, duro, “hueso”) profesor, y mantener el listón o el “nivel” de exigencia muy alto en el centro escolar donde trabajaban. Recuerdo que en una ocasión la media general de una clase apenas llegaba a 3.5, pero aquel profesor estaba tan contento y satisfecho. Por la cabeza de aquel monstruo a quien se le estaba pagando con dinero público tantas tropelías académico-educativas no pasaba la pregunta de si se trataba de una monstruosidad estadística (23 alumnos y alumnas que no podían superar la media de 3,5 en matemáticas) o aquellos resultados ponían muy en tela de juicio la calidad de la enseñanza impartida durante diez meses de todo un curso escolar, así como la competencia profesional de aquel profesor.

Algunos profesores piensan que el prestigio de una asignatura  es directamente proporcional al número de suspensos que genera. Muchos profesores aseveran que una asignatura de prestigio no puede ni debe ser fácil: cuanto más cueste aprobarla, más beneficiosa será en la formación del alumno. Por eso suspenden habitualmente a una buena cantidad de sus alumnos. Suspenden objetivamente, científicamente. Un profesor de prestigio debe suspender. Si en un grupo más de la mitad quedan suspendidos de una asignatura tras nueve meses de curso, la culpa automáticamente será adjudicada al alumnado, a su familia, a los políticos, a quien sea. Si una asignatura tiene pocos suspensos, se deberá a que carece de prestigio o a que el profesor de la misma es un calzonazos.
La dificultad de una asignatura es también directamente proporcional al número de academias y de profesores particulares que las familias pagan para que sus hijos puedan aprobar finalmente. Algunos padres se preguntan qué han estado haciendo a lo largo del curso durante cientos de horas de una asignatura, si al final suspende la mayoría. ¿Qué pasa con esos muchachos? ¿No asisten a clase? ¿No se enteran? ¿Por qué no se enteran? Lo cierto es que, visto lo visto, las asignaturas de prestigio contribuyen poderosamente a la disminución del paro laboral, a través de las academias y los profesores particulares.
A algunos profesores de prestigio no les entra en la mollera que para aprender hay que entender, y que para entender es preciso antes atender, y para atender hay que interesarse previamente en la materia. Y que nadie aprende si se aburre como una ostra.


Hasta el próximo día

1 comentario:

  1. No desesperes que están cerca unas elecciones. No obstante a mi me parece más importante que hagan su trabajo defendiendo la enseñanaza pública haciendo propuestas para modificar la legislación, ya que la actual es un coladero para dar dinero a la enseñanza concertada, verdadero engaño donde prentenden que nos creamos el concepto de que responde a la libertad de elección de los padres del tipo de enseñanza.
    Detrás hay todo un negocio y una estructura de poder, nada de libertad de enseñanza.

    Ya llega el verano y se os nota hasta en la sonrisa.

    saludos

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