En un día primaveral, constante fluir de mucha gente,
casi todos turistas, por la calle Alfonso. Algunos saludos de conocidos, entre
ellos Simeón, hombre comprometido con muchas causas sociales y padre de Pablo, ex-alumno
mío.
Hoy el perroflauta motorizado ha sido especialmente
republicano.
Un día como hoy,
en 1931, se proclamó la II República Española, suplantada ilegítimamente por un
sangriento levantamiento militar fascista, que dio lugar a una fratricida
guerra civil donde imperaron durante 40 años la aristocracia, la iglesia
católica, las clases ricas y la derechona más montaraz y asesina. Hoy quiero
hacer una declaración de principios, en memoria y honra de todas las personas
demócratas que sucumbieron a los fusilamientos, cárceles y represión del
régimen franquista, cuyos principios juró observar y mantener el actual jefe
del Estado y cuyos dirigentes e ideólogos
fueron los fundadores de un partido político (AP-PP) que actualmente
Gobierna España.
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
El ser humano tiene derecho a ser feliz y contar con los
medios necesarios para ganarse la vida digna y honradamente.
La tierra es para el que la trabaja, y no debe haber un
solo trabajador al que le falte un trozo de tierra, sin estar a merced de la
voluntad y los intereses del amo o del terrateniente.
Cada ser humano tiene el derecho de trabajar y de obtener
el fruto de su trabajo, sin que otro ser humano robe parte del mismo,
consiguiendo hacerse rico a base de explotar por sistema a otros seres humanos.
Todo ser humano tiene derecho a disponer libre y
responsablemente de su propia vida y del final de su vida.
Es imposible “crecer” ad infinitum, a no ser a costa de
arrasar la naturaleza y saquear a otros pueblos más débiles.
Es posible ser relativamente feliz teniendo y comprando
bastante menos.
No somos consumidores ni votantes. Eso son solo etiquetas
que pretenden endosarnos. Somos personas, seres humanos y ciudadanos.
Si la soberanía nacional reside en el pueblo, del que
emanan los poderes del Estado, si todos los ciudadanos son iguales ante la ley,
un régimen democrático monárquico es una contradicción in terminis. Si es real y plenamente democrático, no puede ser
monárquico. Y viceversa.
Ningún cargo público, incluida la Jefatura del Estado,
puede quedar al margen de la voluntad popular
“España es una
República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen
de Libertad y de Justicia.
Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”
(Constitución Española de 1931, artículo 1º).
El principal hilo conductor de cualquier Gobierno ha de
ser la realización efectiva de los derechos humanos. De no hacerlo así, ese
Gobierno se hace ilegítimo, es ilegítimo.
Cada uno debe contribuir con una parte de su salario y su
patrimonio, proporcionalmente al grado de su riqueza, a tener unos servicios
comunes y públicos de calidad, accesibles a todos y a todas en plena igualdad
de condiciones y sin discriminación alguna.
El primer deber de un gobernante es redistribuir
justamente la riqueza y los recursos de su país.
La banca pública es imprescindible y está al servicio
incondicional de la ciudadanía.
La banca privada ha de ser suprimida si sus reglas de
juego efectivas son la usura y la ganancia indiscriminada.
La banca privada y la empresa privada son
responsables de sus propios errores y deudas, sin que el dinero público de un
país deba hacerse cargo de tales errores y deudas.
Un Estado no puede mantener privilegios con un sector de
la ciudadanía. Por lo tanto, está de más cualquier financiación de las
confesiones religiosas con dinero público.
Un Estado realmente democrático ha de ser aconfesional,
laico.
La aristocracia y los títulos nobiliarios han de quedar
eliminados. Sus poseedores regresarán a su estado originario: ciudadanos que
ganarán el pan dignamente con sus propias manos.
Ningún país necesita ejércitos ni estar sometido a la
dictadura de los señores de la fabricación y comercio de armamento.
La educación en una democracia ha de ser universal,
crítica, racional, y debe realizarse en igualdad de condiciones para tod@s. Por
ello mismo, una educación ha de ser pública y laica.
No se sostendrá un
solo colegio concertado con dinero público, mientras no esté garantizada en
todos y cada uno de los rincones de mi país una escuela pública, laica y de
calidad.
Si no se aprende con gusto y con placer, no se aprende
nada. Si no se enseña con gusto y con placer, no se enseña nada.
Es preciso que en mi país estén socializados los medios
de producción y los sistemas de distribución de la riqueza.
Hay una clase social cuyo poder reside en su capacidad de
explotación de otros seres humanos. Cualquier armisticio con esa clase es una
trampa. Dicha clase social ha de ser combatida sin tregua alguna.
No puedo vivir sin agua: moriría. No puedo vivir
sin aire: moriría. No quiero ni puedo vivir sin luchar con todas mis fuerzas,
incondicionalmente, por que otro mundo –de personas libres, iguales,
noviolentas, formadas, con criterio propio, solidarias, dueñas de sí mismas-
sea posible y real.
14 de abril de 2014
Eres muy grande Antnoio. Feliz Día de la Repúblika, la tercera que vebdrá pronto. Hoy lo hemos celebrado en la playa de San Carlos de laRápita con Marta y los suyos. Hasta siempre, hermano,la p`róxima vez, con Rafa y Lola que quieren ir, comeremos contigo en Zaragoza. Salud y Repúblika Laika. 16 Pekos.
ResponderEliminarEres muy grande Antnoio. Feliz Día de la Repúblika, la tercera que vebdrá pronto. Hoy lo hemos celebrado en la playa de San Carlos de laRápita con Marta y los suyos. Hasta siempre, hermano,la p`róxima vez, con Rafa y Lola que quieren ir, comeremos contigo en Zaragoza. Salud y Repúblika Laika. 16 Pekos.
ResponderEliminar