El poeta checo/austrohúngaro Rainer Maria Rilke me
invitó a tomar esta mañana un café en Los Espumosos de Sagasta. Nada más
encontrar un hueco en la barra me dice: “¿Te quieres
creer que siendo yo secretario del famoso escultor Auguste Rodin que éste
accedía a que yo le leyera mis poemas sabiendo perfectamente que Rodin no
entendía ni una palabra de alemán?”. Mientras sorbía el café lentamente,
me preguntaba si no hacíamos cada mañana de Rilke en la Gran Vía zaragozana,
cabe la sede del PP aragonés. Lo que Rilke no me contó fue que Rodin lo echó a
los pocos meses, probablemente harto, si bien Rilke nunca dejó de admirarlo. “Las cosas se hacen verdaderamente reales cuando el hombre
las incorpora a su interior, porque entonces quedan a salvo de la fugacidad y
la caducidad. Es el Weltinnenraum, ya
sabes”, continuaba monologando. Yo solo podía decir monosílabos que
Rilke parecía no escuchar. Acabó, antes de despedirnos con una pregunta: “¿Te parecería adecuado para mi tumba un epitafio que
inventé esta misma mañana? Dice así: Contradicción pura en el deleite de ser el
sueño de nadie bajo tantos párpados”. “Bello, muy
bello”, le respondí. Y le rogué, antes de despedirnos: “Anda, dame un abrazo”.
Marisol se repone bien, me ha dicho Pedro, al que
he encontrado en la calle. Beatriz desenreda el ovillo de Ariadna en medio del
laberinto. O no ha entendido nada o ha entendido demasiado. ¡Pobre Gustavo!
Marga y yo hemos pasado una mañana tranquila
cabe el portal de la sede del PP. María José y otras personas más nos han
visitando muy gratamente.
Bobby Bare nos canta Find Out What's
Happening para que abramos bien los ojos a los que está ocurriendo
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