Hoy
no he ido a Capitanía para manifestar mi rechazo a la guerra. Detrás de los
tambores belicistas se oculta un plan de configurar el mundo según los planes
del poder político, económico-financiero, militar, eclesiástico e ideológico en
general: ajustar el mundo y la vida a las coordenadas neoliberales, borrados sistemáticamente
los derechos y las libertades de la ciudadanía. Lo acabamos de ver ayer: La
policía francesa sofoca una protesta pacífica por la Cumbre del Clima en Paris
alegando la alerta máxima por los atentados del 13-N en París. ¿Vamos
comprendiendo? Y esto no es más que el principio.
Todo ha estado teñido hoy del
contencioso administrativo que desde las 12 horas ha tenido lugar en la Ciudad
de la Justicia, Edificio "Vidal de Canellas", derivado de una multa
impuesta a Marisol en noviembre de 2013. Todo ha transcurrido normalmente. Han
entrado todos y se han cumplido los trámites con la jueza, el abogado de
Marisol, Javier Checa, y el fiscal. A renglón seguido, he entrado en la sala en
calidad de testigo y he declarado acerca de lo ocurrido el día 23 de octubre de
2013, fecha en que nos entregaron la notificación de la sanción y objeto del
contencioso administrativo por parte de Marisol (yo entregué, como única
alegación, una carta dirigida al Delegado del Gobierno en la que no reconocía
su legitimidad como sancionador y la legitimidad misma de la sanción, y
posteriormente me detrajeron el importe de la sanción de mi pensión). Las
intervenciones de rigor por parte del fiscal y de Javier Checa, la finalización
de la sesión por parte de la jueza y todo listo para sentencia.
Por cierto, he ido bastante elegante (guapo, no, porque es imposible)
Quiero solo decir que durante toda la
mañana he sentido un inmenso orgullo de ser compañero y amigo de Marisol Ibáñez,
así como de quienes han podido asistir presencialmente al juicio y a cuant@s no
han podido acercarse a la Ciudad de la Justicia. He visto una vez más en
primera fila la maquinaria del sistema funcionando a pleno rendimiento. Pero
sobre todo no me ha faltado la esperanza de que otro mundo es posible sabiendo
y notando que mis compañer@s, l@s compañer@s y amig@s de Marisol allí presentes
siempre estarán caminando junt@s hacia los mismos horizontes.
Quizá la melodía más apropiada para hoy sea el Va, pensiero
de la ópera Nabucco, de Verdi, que
canta la historia del exilio judío en Babilonia y que finalmente se convirtió
en un himno para los patriotas italianos, quienes, identificándose con el
pueblo hebreo, buscaban la unidad nacional y la soberanía frente al dominio
extranjero. Este cántico cuyo tema es el exilio y que expresa nostalgia por la
tierra natal, con su famosa frase «O mia patria sì bella e perduta!»
(«¡Oh patria mía, tan bella y perdida!»)
resonaba en el corazón de muchos italianos, como ahora resuena en el corazón de
muchos seres humanos de España y del mundo.
Nana Mouskouri tiene una versión también
memorable de este emocionante cántico.
Hasta mañana
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