Hoy está marcado por las 18,30 horas en
el Colegio de Abogados de Zaragoza, donde con mi abogada penalista Lourdes
Barón participo en una charla sobre el derecho a la libre expresión (también en
los escraches). Me siento muy bien al pensar en ello porque la mente y el
corazón se me van de inmediato a todas las personas que han estado conmigo y
con tod@s nosotr@s a lo largo de estos dos años y medio reivindicando y
denunciando. ¡Ha merecido la pena!
Cada vez estoy más convencido de que,
ingenuos, aseguramos que “esto solo tiene remedio” mediante la revolución
noviolenta, cuando en realidad acontece cada día en nuestras calles y nuestro
país una contrarrevolución feroz. Las clases dominantes y el poder, los amos
del dinero y de las armas, han diseñado un plan que día a día se hace más
realidad. La pasividad, el miedo, el aparente desinterés de tanta gente forman
parte de esa misma contrarrevolución. Por eso hay días en que necesito
ensimismarme, concentrarme en el porqué y el para qué de mi devenir diario por
las calles, denunciando recortes y revindicando derechos y libertades,
aguantando lo que venga. Solo así es posible salir un día tras otro a la calle.
ANECDOTARIO DE AYER. Tres hombres del PP
en la puerta de la sede de su partido, refiriéndose a mí, con mi cartel, sin
dejar en ningún momento mi pose de esfinge:
1.
Bueno, a este lo tendréis ya en nómina, ¿no?
2.
Pues sí, estamos pensando en darle una llave del
local.
3.
¿Pero este no es el que estaba en la calle
Alfonso?
Rudi y otros altos cargos del PP han
pasado también hoy por delante de nosotr@s. Mañana buena en una buena mañana.
Mozart recorre conmigo el Paseo de
Sagasta, entre compases de su concierto para trompa nº 2.
Hasta mañana
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