Publicado en ATTAC España el 8 de octubre
Cada
vez más tengo la impresión de que Mariano Rajoy y su Gobierno pretenden convertirnos
a una nueva religión con su solicitud de fe ciega en sus medidas económicas.
Aunque la economía hace cada día méritos para no estar considerada como
conocimiento científico en su sentido estricto, desde unas y otras escuelas,
universidades y teorías económicas se utilizan argumentos de corte racional.
Sin embargo, el Gobierno del Partido Popular apela incansable y solamente a la
fe: ahora es momento de sufrimiento y peregrinaje, pero pronto veréis los
cielos abiertos del crecimiento económico y del pleno empleo. En otras
palabras, tras esta etapa de prueba y dolor, advendrá pronto un tiempo en que
la crisis quedará derrotada por la bienaventuranza acarreada por las actuales
medidas.
Es muy dura la prueba a la que nos están sometiendo los dioses (BCE, FMI, Bruselas, Merkel, mercados…), pero debemos tener mucha fe, no quejarnos ni manifestarnos, poner buena cara para que se mantenga incólume la marca España, no armar algarabías, aunque el mes pasado haya aumentado el número (79.645) de personas sin trabajo registradas en las oficinas de empleo (¡¿?!), aunque el número global de parados alcance ya la cifra de 4.705.279.
Mariano Rajoy y su Gobierno velan por nuestro bienestar, aunque no lo
veamos, aunque no lo comprendamos. Hemos de tener fe ciega en sus medidas, la
fe del carbonero, por mucho que esté tan maltratada la crisis de la minería y
del carbón. Han ideado una reforma laboral que parece evidenciar que la cosa
está cada vez peor, pero el profeta Rajoy nos tranquiliza: “En verdad, en
verdad os digo, que es evidente que la reforma laboral producirá todos sus efectos en cuanto la
actividad económica empiece a hacerse patente”. Sus palabras
pueden parecer al descreído una monumento a la tautología y al no decir nada,
pero prosigue nuestro guía por el desierto: “La reforma laboral no es el único
instrumento para crear empleo y de forma inmediata, pero sí un instrumento muy
importante para generar puestos de trabajo en el futuro”. ¿Acaso estos
vaticinios no alivian la sed del sediento y calman la indignación del
indignado, si se tiene, claro está, fe en él?
Rajoy tampoco parece aclarar nada sobre el rescate cuando es preguntado
al respecto por periodistas de poca fe, e incluso nos regala sus gracias y buen
humor, revestidos de galimatías y un subir-y-bajar-a-la-vez propio de la tierra
que le vio nacer: “En verdad, en verdad os digo que, si hay una agencia que
dice que este fin de semana vamos a pedir el rescate, caben dos posibilidades:
que esa agencia tenga razón y mejor información que yo, lo cual es muy posible;
o que no sea así, lo cual a lo mejor es posible, o no, ¿qué más da? Si a usted
le sirve de algo lo que pueda decirle, le diré que no, pero aún así puede
pensar lo que estime oportuno porque, además, a lo mejor acierta”. ¿Acaso no
emociona que un ser humano nos pida con tanta finura intelectual y tanta gracia
que tengamos fe en él y en sus dioses supremos?
Ha habido un nuevo récord de desahucios: 526 diarios en el segundo
trimestre de 2012. Toda esa gente lo pasa mal, pero, si cree en Rajoy, su
Gobierno, sus mandamientos y sus medidas, podrá ver algún día un gran
crecimiento económico y muchos, muchos puestos de trabajo. Amén.
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