10.38 a.m. - Esta es mi despedida PERSONAL del portal de la Consejera
aragonesa de Educación, Mairena.
- Gracias, Antonio. Buen viaje.
Es mejor que
escuches mientras lees
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10.45 a.m. Conduzco con Sharon Stone a mi lado en el Astra a toda
pastilla por una carretera perdida del Pirineo. Apenas nos atrevemos a mirar
hacia abajo, pues, según cambia el veleidoso trazado de la carretera, el abismo
se abre a nuestros pies. Grandes precipicios van lanzándonos sus cantos de
sirena. Al fondo, el río que se abre paso impetuosamente parece de papel plata,
como si estuviéramos en medio de un belén navideño y fuéramos alguna de sus
figuritas de barro
11.23 a.m. Sharon y yo nos hemos pasado el viaje hasta el valle de
Pineta charlando y charlando. Me ha contado su infancia, sus años de
estudiante, lo harta que está de que la vean como mujer-objeto. De vez en
cuando, volvía su cabeza hacia mí, acariciaba mis mejillas con sus dedos, me
sonreía… Yo me esforzaba por devolverle la sonrisa, pero seguramente solo he
conseguido dibujar una mueca tras otra en mi cara, y es que el horno no está ahora
para bollos… Cuando la carretera lo permitía, mis manos iban enseguida a sus muslos, a su vientre, le desabrochaba el pantalón, bajaba su
cremallera y mis dedos se perdían en la humedad de su sexo… “Amor”,
me decía entonces entre suspiros, hondos y prolongados, y abría más sus muslos,
invitándome a continuar mi incursión por sus pliegues, cada vez más mojados.
Sharon siempre cierra los ojos en estas situaciones, se abandona a la suave danza
de mis dedos.
12.00 a.m. Lo hemos hablado muchas veces Sharon y yo. Es una
forma perfecta de acabar. Se vuelve hacía mí mientras conduzco, se acerca a mi
cuello y me besa con mucha ternura. Son besos húmedos, intensos, detenidos. Son
también, ahora lo sabemos los dos, el inicio del desenlace final. Estamos
llegando al punto deseado, donde el precipicio no parece tener fondo, donde un
accidente es mortal de necesidad. Arde el aire en mis pulmones. Mis ojos apenas
adivinan el paisaje, las líneas de la carretera. Se quita la camiseta, se
recuesta sobre su asiento por unos segundos, su vientre, primero, su pecho,
después, se elevan lentamente al aspirar el aire de la montaña. El sol da de
pleno en su rostro y en todo su cuerpo. Pero no sé si la estoy deseando ahora. Solo
sé que ha llegado la hora.
12.33 p.m. Abre mi camisa e introduce su mano en mi pecho,
acariciándolo. Las yemas de sus dedos rodean mis pezones, ella sabe que eso me
gusta mucho, que enseguida me excito y crece mi deseo. Después, los besa y los lame
con la punta de su lengua. Noto su pelo rubio debajo de mi barbilla, aspiro su
fragancia. Su cabeza hace pequeños círculos en mi pecho. Aún no debo cerrar los
ojos… He de seguir conduciendo.
12.46 p.m. Desabotona mi pantalón y con un leve ademán me
eleva suavemente para bajarlo hasta las rodillas. Siento sus pechos sobre mi
vientre, sobre mis muslos, su cabeza entre mis piernas. Besa suavemente mi
sexo, juega con él, lo va rozando con sus labios. Noto la humedad de su lengua.
Crece mi sexo dentro de su boca, crece mi deseo. Sharon realiza cada movimiento
con lentitud, aprieta con sus labios mientras asciende y desciende. El cielo se
torna rojo. El paisaje desaparece. Se incorpora por unos instantes y me besa en
la boca. Me está besando un volcán a punto de estallar, presagiando muerte y
destrucción. Vuelve a mi sexo, su lengua gira y se enrosca. También ella sabe
que ha llegado el momento. Suben y bajan por mi vientre y mis muslos las
primeras señales del estallido inminente. Unos segundos más y su boca
se llenará de lo único que aún me resta de vida. Sharon lo nota y acelera sus
movimientos. Una de mis manos está sobre su cabeza, hundidos mis dedos en su
cabello rubio, percibiendo la llegada de los primeros espasmos. Una curva, la
gran curva, la curva esperada… el abismo se abre ante nosotros. Mantengo inmóvil el volante y
acelero hasta el fondo. En pleno vuelo, todo el placer del universo de apodera
de mí…
13.00 p.m. Ciaaooooooooooo
Escrito ya sub specie
aeternitatis: El abismo toma forma de portal, me engulle, me tritura y
después me escupe lejos, muy lejos. ¿Hacia dónde? ¿Hacia dónde?
ESTA HA SIDO MI DESPEDIDA PERSONAL DEL PORTAL DE LA CONSEJERA
ARAGONESA DE EDUCACIÓN, MAIRENA.
ENTERADO, ANTONIO, TU SALTAS Y CAES, PERO YO TE SOSTENGO SIEMPRE.
ENTERADO, ANTONIO, TU SALTAS Y CAES, PERO YO TE SOSTENGO SIEMPRE.
Hasta mañana, que seguiré elaborando por
la escuela pública y laica mi despedida SOCIAL del portal de la Consejera aragonesa
de Educación.
No hay palabras que puedan expresar, en mi más humilde educación y cultura, lo grande que nos has hecho sentir como seres humanos con tu; dignidad, elocuencia, inteligencia, perseverancia, sencillez, principios, constancia, argumentos, humanidad.....se acaban los adjetivos pero todos pondréis muchos más. Gracias Antonio, profesor de mis teorías ocultas, por ignorancia, pero claras y fuertes como los pilares de una sociedad que deseo y persigo!!! enhorabuena y te seguiremos donde vayas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJesús Peko