Ayer se acercó Fernando a Puerta Cinegia,
repleta de terrazas, gente y curiosos. Venía de comprar libros de texto para su
hijo para el próximo curso (4º de Primaria). El importe pagado equivalía al
presupuesto de no pocas familias durante un mes. Al mediodía escuché por la
radio a directivos de Asociaciones de Editores de libros de texto y de
Libreros, atentos a que no se les escapase una. El libro de texto es ante todo
un negocio de las distintas editoriales, casi en su totalidad en manos de
empresas religiosas privadas. Quedo a la espera de las posibles políticas sobre
el tema del nuevo Gobierno de Aragón (PSOE+CHA, apoyado por Podemos). ¿Seguirán
las “mordidas” en algunos Centros educativos, Departamentos, etc. según se
elija este o aquel libro de texto de esta o aquella editorial? ¿No puede haber
un fondo de textos, unidades didácticas, libros de ejercicios, textos de apoyo
y… libros de texto encargados por los Gobiernos respectivos, elaborados por un
equipo de especialistas de preparación innegable y acordados por los grupos
políticos de cualquier ideología, a disposición de cualquiera en Internet, que
se pueden descargar e imprimir gratuitamente? ¿No sería esto mucho menos
gravoso para muchas familias? (A propósito: salvo en 2º de Bachillerato, nunca
utilicé un libro de texto en mis clases: un libro de texto puede ser un buen
instrumento de trabajo en clase o una forma magnífica de aumentar la pereza y
la molicie de no pocos profesores y profesoras).
Hoy, al final de la mañana, un calor
pegajoso e intenso. La comida con Fernando ha sido todo un placer. El encuentro con Delia, una ex alumna inolvidable, todo un regalo.
En resumen: O Fortuna! O Fortuna!
Hasta el próximo día
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