Hace
treinta y muchos años, rara era la madrugada del domingo que F. no acabara en
el calabozo de cualquier comisaria de la ciudad, tras ser atrapado en alguna
redada policial entre los malolientes servicios de determinados cines de la
ciudad. “No puedo resistirlo”, me confesaba alguna vez cuando llegaba, tarde, a
la oficina. “Llega el viernes y no puedo resistirlo, Antonio”.
F. me hizo
comprender que sencillamente era un ser humano como cualquier otro que se
enamoraba fácilmente de cualquier hombre que le mirara directamente a los ojos
y musitara con ternura promesas de amor y mentiras necesarias para sobrevivir
otra semana. Pero la Ley de Vagos y Maleantes incluía también a los
homosexuales: “A los
homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que
vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o
lisiados, se les aplicarán para que cumplan todas sucesivamente, las medidas
siguientes: …”. F. sufría mucho y su madre andaba
siempre disgustada viendo las andanzas de su hijo y comprobando semana tras
semana que F. no se “curaba” a pesar de sus rezos.
Con el paso de los años, le perdí la pista,
pero un amigo común me contó años después que F. había pasado por el penal de
Huelva, adonde iban algunos de los llamados homosexuales “activos” y donde se
aplicaban como “cura” “terapias de aversión”, que incluían descargas eléctricas
y lobotomías.
El domingo pasado pensé mucho en F. Lo
imaginé celebrando el Día del Orgullo Gay en una espléndida carroza, orgulloso
de sí mismo, con su corazón ya tan alegre como tranquilo, al lado de su pareja,
un hombre maduro como él que cada día le regalaba cariño y apoyo. Lo imaginé
también sintiendo como hermanas y
hermanos al colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales y
recordándome con la misma sonrisa que F. me evoca mientras escribo estas
líneas. Estuve a punto de acercarme a la manifestación o al vermut callejero
del domingo para reclamar y festejar la igualdad en la sociedad, pero una orden
de alejamiento me impedía tomar parte de una y de otro. Compréndelo, F., no
pude acompañarte porque los biempensantes de la cachiporra son así de
trogloditas.
Colectivamente, se celebraba también ese domingo
que el Tribunal Supremo norteamericano había fallado por cinco votos a favor y
cuatro en contra que el matrimonio homosexual es un derecho nacional y
constitucional, por lo que las diferencias entre Estados a la hora de reconocer
el matrimonio de parejas del mismo sexo llegaba definitivamente a su fin en
Estados Unidos.
Jeb Bush
(hermano de George W. e hijo de George H. W. y actualmente candidato a la
Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano) declaró: “Guiado por mi fe, creo en el matrimonio tradicional (...) También creo que
debemos amar a nuestro prójimo y respetar a los demás". Por la misma
razón, faltó decirle que creía que los Denver Broncos ganarían este año la
Super Bowl y que en 1916 la marmota saldrá en día nublado y por consiguiente el
invierno terminará pronto.
Imagine no
Religión, cantaba John Lennon.
Imagine there's no
heaven / It's easy if you try / No hell below us / Above us only sky / Imagine
all the people living for today, imagino que esté cantando ahora F. con el
mismísimo John Lennon.
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