Es ya lugar común decir que en el socialismo
español huele a chamusquina: como poco, les queda aún padecer el batacazo
electoral en los próximos comicios catalanes. Pues bien, leo en la prensa que
el PSOE, consciente del problema, presenta un nuevo Plan de renovación y afirma
que “necesita urgentemente una modernización”. Como ese discurso suena ya a
oído demasiadas veces, quedo entonces expectante por si el PSOE tiene a bien aclarar
qué entiende por modernizarse.
Recuerdo alguna que otra modernización socialista
desde 1978: por ejemplo, en 1979 el PSOE rechazó en un congreso extraordinario
definirse como marxista (quizá de aquellos polvos vienen algunos de los lodos
de su indefinición actual) y en 1986 nos modernizaron a todos metiéndonos (De
entrada, sí) en la OTAN.
Ahora, pelillos a la mar, el secretario de
Organización del partido socialista (¡ay!), Óscar López, declara que el PSOE
debe volver a ser el partido de la “mayoría social”, por lo que propone pasar
“de las palabras a los hechos y de la filosofía a la acción”, lo cual está pero
que muy bien, con tal de que nos digan antes cuáles son esas palabras y esa
filosofía, pues opino que la raíz de todos sus males está, no solo en hacer
poco, sino también en no saber qué quiere ser, hacer, combatir y defender
realmente. El PSOE padece desde hace años de esquizofrenia aguda, cuyos puntos
álgidos enfrentados suelen ser sus congresos y sus discursos progres, por un
lado, y sus acciones y omisiones flagrantes y contradictorias, por otro.
Pero ya que así lo desean, hablemos de hechos y
acciones, pues quizá no se dan cuenta de que la cuestión fundamental no estriba
en presentar un programa impecable o abrir un proceso de primarias
democráticamente intachable. Los verdaderos problemas del pueblo, los
desahucios, los parados, los pensionistas, los explotados, la CEOE, los bancos,
los obispos y la acorazada mediática están en la calle, aunque algunos (no
entro en cuántos) de los cargos y dirigentes socialistas han olvidado qué es
eso.
La ciudadanía solo cree ya lo que ve cada día del
año. ¿Estarían el PSOE, con sus dirigentes a la cabeza, dispuestos a la lucha
callejera por los derechos del pueblo? ¿Dejarán de mear agua bendita cuando estén
ante un obispo? ¿Denunciarán con un cartel o una pancarta delante de una sucursal
bancaria, por ejemplo, un secretario general o un cargo relevante del partido
socialista los desahucios perpetrados ese mismo día? Estarán por una ley
electoral más democrática, sin que la circunscripción electoral sea la
provincial?¿Boicotearán un pleno parlamentario tras otro, a sus distintos
niveles, para exigir el impuesto de transacciones financieras, el impuesto
sobre transmisiones, donaciones, patrimonio, etc.? ¿Pedirán antes a todo el
pueblo perdón por no haber hecho nada de esto?
El PSOE considera ahora urgente también ampliar
la militancia, según el nuevo plan Hacer PSOE 2015, pero no habla de militar
activamente con el pueblo en la defensa de los derechos del pueblo. Siguen obsesionados con las listas, los
candidatos y estrategias electorales, pero eso son palos de ciego porque quizá están
ciegos a la realidad social, laboral y económica del pueblo.
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