viernes, 16 de noviembre de 2012

EL PSOE sigue dando palos de ciego




Es ya lugar común decir que en el socialismo español huele a chamusquina: como poco, les queda aún padecer el batacazo electoral en los próximos comicios catalanes. Pues bien, leo en la prensa que el PSOE, consciente del problema, presenta un nuevo Plan de renovación y afirma que “necesita urgentemente una modernización”. Como ese discurso suena ya a oído demasiadas veces, quedo entonces expectante por si el PSOE tiene a bien aclarar qué entiende por modernizarse.
Recuerdo alguna que otra modernización socialista desde 1978: por ejemplo, en 1979 el PSOE rechazó en un congreso extraordinario definirse como marxista (quizá de aquellos polvos vienen algunos de los lodos de su indefinición actual) y en 1986 nos modernizaron a todos metiéndonos (De entrada, sí) en la OTAN.
Ahora, pelillos a la mar, el secretario de Organización del partido socialista (¡ay!), Óscar López, declara que el PSOE debe volver a ser el partido de la “mayoría social”, por lo que propone pasar “de las palabras a los hechos y de la filosofía a la acción”, lo cual está pero que muy bien, con tal de que nos digan antes cuáles son esas palabras y esa filosofía, pues opino que la raíz de todos sus males está, no solo en hacer poco, sino también en no saber qué quiere ser, hacer, combatir y defender realmente. El PSOE padece desde hace años de esquizofrenia aguda, cuyos puntos álgidos enfrentados suelen ser sus congresos y sus discursos progres, por un lado, y sus acciones y omisiones flagrantes y contradictorias, por otro.
Pero ya que así lo desean, hablemos de hechos y acciones, pues quizá no se dan cuenta de que la cuestión fundamental no estriba en presentar un programa impecable o abrir un proceso de primarias democráticamente intachable. Los verdaderos problemas del pueblo, los desahucios, los parados, los pensionistas, los explotados, la CEOE, los bancos, los obispos y la acorazada mediática están en la calle, aunque algunos (no entro en cuántos) de los cargos y dirigentes socialistas han olvidado qué es eso.
La ciudadanía solo cree ya lo que ve cada día del año. ¿Estarían el PSOE, con sus dirigentes a la cabeza, dispuestos a la lucha callejera por los derechos del pueblo? ¿Dejarán de mear agua bendita cuando estén ante un obispo? ¿Denunciarán con un cartel o una pancarta delante de una sucursal bancaria, por ejemplo, un secretario general o un cargo relevante del partido socialista los desahucios perpetrados ese mismo día? Estarán por una ley electoral más democrática, sin que la circunscripción electoral sea la provincial?¿Boicotearán un pleno parlamentario tras otro, a sus distintos niveles, para exigir el impuesto de transacciones financieras, el impuesto sobre transmisiones, donaciones, patrimonio, etc.? ¿Pedirán antes a todo el pueblo perdón por no haber hecho nada de esto?
El PSOE considera ahora urgente también ampliar la militancia, según el nuevo plan Hacer PSOE 2015, pero no habla de militar activamente con el pueblo en la defensa de los derechos del pueblo.  Siguen obsesionados con las listas, los candidatos y estrategias electorales, pero eso son palos de ciego porque quizá están ciegos a la realidad social, laboral y económica del pueblo.

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