Porque estoy convencido de que el ser humano tiene derecho a ser dueño
de su vida y de su muerte, a ser feliz y contar con los medios necesarios para
ganarse la vida digna y honradamente, sin que cada noche le asalten la zozobra
y la incertidumbre causadas por otros seres humanos que viven a su costa.
Porque la tierra es para el que la trabaja,
y no debe haber un solo jornalero al que le falte un trozo de tierra.
Igualmente, cada ser humano tiene derecho a obtener el fruto de su trabajo, sin
que otro ser humano robe parte del mismo, consiguiendo hacerse rico a base de
explotar por sistema a otros seres humanos.
Porque es imposible “crecer” ad infinitum, a no ser a costa de arrasar
la naturaleza y saquear a otros pueblos más débiles. Debemos entender que es
posible ser relativamente feliz teniendo y comprando menos, que no somos meros consumidores
o votantes, sino ante todo personas, seres humanos.
Porque quiero seguir aprendiendo humanidad de muchas de las mujeres
que conozco y seguiré conociendo.
Porque el principal hilo conductor de cada persona y cada país ha de
ser la realización efectiva de los derechos humanos y cada uno debe contribuir
con una parte justa y proporcional de sus recursos a tener unos servicios
comunes y públicos de calidad, accesibles a todos y a todas en plena igualdad
de condiciones y sin discriminación alguna.
Porque el 14-N y cada día de mi vida quiero recordar a los gobernantes
que su primer deber es redistribuir justamente la riqueza y los recursos del
país, así como recuperar el poder que les ha otorgado el pueblo, ahora en manos
de los grandes bancos y las grandes empresas.
Porque reivindico con esa huelga
la necesidad de la banca pública al servicio incondicional de la
ciudadanía, y al mismo tiempo la supresión de la banca privada si sus reglas de
juego efectivas son la usura y la ganancia indiscriminada. El 14-N quiero
gritar muy alto que la mayor parte de la deuda del Estado español es privada, y
no del pueblo, y por consiguiente es deuda odiosa e ilegítima.
Porque en mi país no se debe mantener privilegios para un sector de la
ciudadanía. Por lo tanto, está de más cualquier financiación de las confesiones
religiosas con dinero público, y por esa misma razón, la aristocracia y los
títulos nobiliarios han de quedar eliminados, y sus poseedores deben regresar a
su estado originario: ciudadanos que han de ganar el pan con el sudor de su
propia frente. El 14-N reivindicaré asimismo que ningún cargo público, incluida
la Jefatura del Estado, pueda quedar al margen de la voluntad popular, que en
mi país estén socializados los medios de producción.
Porque tres millones de viviendas vacías y cuatrocientos mil
desahucios ponen de manifiesto la desvergüenza de los agentes políticos y
económicos que perpetran esta injusticia. No puedo soportar que un ser humano
decida no vivir por verse privado de un techo para seguir viviendo.
Porque mi país no necesita ejércitos ni estar sometido a la dictadura
de los señores de la fabricación y el comercio de armamento, y quiero que mis
conciudadanos y conciudadanas sean incondicionalmente noviolentos y la sociedad
resuelva sus conflictos siempre en términos de justicia y de solidaridad.
Porque me niego rotundamente a que se sostenga un solo colegio
concertado con dinero público mientras no esté garantizada en todos y cada uno
de los rincones de mi país una escuela pública, laica y de calidad. Porque aún
hay clases de religión en la escuela publica durante el período lectivo. Porque
si no se aprende con gusto y con placer, no se aprende nada. Y si no se enseña
con gusto y con placer, no se enseña nada. Porque la escuela, el hospital, las
residencias para personas mayores no son mercancías. Porque el profesorado y el
alumnado, el personal sanitario y las personas enfermas son seres humanos.
Con esta huelga espero que también vuelva a quedar claro que hay una
clase social cuyo poder reside en su capacidad de explotación de otros seres
humanos explotados, y que cualquier armisticio con esa clase es una trampa.
Dicha clase social ha de ser combatida sin tregua alguna.
Porque a partir del 15-N quiero ver todos los días a los sindicatos, a
las asociaciones y organizaciones, a todas y a todos en la calle.
Me sumo, en fin, a la huelga del 14-N porque, así como no puedo vivir
sin agua: moriría, y no puedo vivir sin aire: moriría, tampoco quiero ni puedo
vivir sin luchar con todas mis fuerzas, incondicionalmente, por que otro mundo
–de personas libres, iguales, noviolentas, formadas, con criterio propio,
solidarias, dueñas de sí mismas- sea posible y finalmente real.
Estoy plenamente de acuerdo con los motivos expuestos, creo firmemente que todas las personas tenemos que tener las mismas oportunidades y por tanto beneficiarnos todos por igual. A mi edad, que no es poca, no consigo comprender como hay personas que sean capaces de comer sin atragantarse cuando toman decisiones tan graves como son las de echar de sus casas a familias. Como hay personas que deciden que un enfermo de cancer es muy caro para el pais y que no se financia su tratamiento. Esto, está empezando a pasar y es la primera piedra. Nuestros antepasados han sufrido demasiado para entregarnos lo que ahora tenemos. Yo no puedo permitir que el esfuerzo de mis abuelos,de mis padres, me lo arrebate un incapacitado moral, un incapacitado laboral, un desalmado.
ResponderEliminarGracias y totalmente de acuerdo
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