Mientras
miles de ciudadanas y ciudadanos desafiaban un frío glaciar y en mi ciudad
soplaban vientos cercanos a los 100 km/hora, el portavoz de la Comunidad de
Madrid, Salvador Victoria, del PP, parecía haber ingerido alguna sustancia
tóxica poco recomendable al comparar a los manifestantes de ayer con los
golpistas del 23 de febrero de 1981, Tejero, Milans del Bosch y varios
generales, notarios y personas biempensantes más a la cabeza, que 32 años antes habían perpetrado
un golpe de Estado fallido y tomado a la fuerza el Congreso de los Diputados.
Leí
ayer la noticia y sentí asco, literal y materialmente asco, al conocer que el
número 2 del PP en Madrid había disparado sendos y secos tuis en la nuca de
cada manifestante en cada una de las localidades de España donde había habido
manifestación. Hace 32 años sacaron tanques, amenazaron con cetmes a los
parlamentarios e idearon regresar a un régimen dictatorial como el de su
añorado Franco, mientras políticos, sindicalistas y militantes de izquierdas
escondían o quemaban documentación y se preparaban mentalmente para lo peor.
Ayer miles de ciudadanos sacaron a las calles de sus ciudad pancartas que
denunciaban agresiones institucionales, recortes y desahucios y reivindicaban
derechos y libertades, pero Salvador Victoria los equipara (¡puaj, qué asco!) a
los militares, guardias civiles, esbirros y secuaces de Fuerza Nueva y
nostálgicos fascistas en general, de los que provienen algunas de las raíces
más identitarias del partido de la gaviota.
"Necesitamos
democracia, no que hoy, como hace 32 años, los enemigos de las libertades tomen
el Congreso y las calles", tuiteó el consejero de Presidencia y Justicia
del Gobierno autónomo madrileño. Sus correligionarios del PP (sí, está bien
dicho: correligionarios: la derecha cada es más parecida a una secta religiosa)
se han negado a condenar el sangriento golpe de Estado de Franco, la cruenta
guerra civil y los impunes asesinatos de la posguerra del PP perpetrados solo
por defender el poder legítimo de la República y mantener incólume su
coherencia. Han torpedeado la Memoria Histórica, han linchado al juez que
investigaba los crímenes franquistas y la corrupción del Partido Popular,
invocando filisteamente el espíritu de la transición y la reconciliación
nacional. Asco, sí, dan asco, náusea, indignación que sacude hasta la última
circunvolución de los intestinos.
Para
Salvador Victoria, la manifestación del 23 es una “marea
antisistema y antidemocrática”, “un tsunami contra las libertades y la
democracia parlamentaria”. En su inconsciencia, no se ha parado a pensar que el
verdadero tsunami lo han provocado los poderes económicos y financieros de su
país y del mundo. Ahíto de tópicos de la derechona mediática (¡qué asco!),
quizá no le preocupe concluir que si esa es su democracia y ese es su sistema,
me declaro abiertamente antisistema y antidemócrata. Si Victoria afirma que su
sistema garantiza “las libertades de todos” y si la realidad muestra que esas
libertades están, de hecho, ninguneadas o machacadas, basta aplicar el simple
argumento lógico del “Modus Tollens”
para poder concluir que el presunto sistema defendido por Victoria y los suyos
no es un sistema ni una democracia ni nada que se le parezca.
Últimamente
la derecha gaviótica y sus congéneres se escudan en la legitimidad que dan las
urnas para defender lo indefendible y aferrarse a un poder que lesiona los
derechos fundamentales del pueblo. Las
urnas legitiman que el PP y su presidente Rajoy incumplan y contradigan las
promesas electorales que hicieron hace un año, justificándolo en las aguas
movedizas del “cumplimiento del deber”. Las urnas supuestamente legitiman
también no dar explicaciones sobre una posible contabilidad B de su partido,
sueldos complementarios opacos para los altos cargos del partido, sustanciosas
donaciones sin fondo y sin rostro o la existencia de un tesorero del partido
que, cual volatinero sobre la cuerda de la picaresca nacional y con sus
patillas de cuatrero, chantajea al partido que gobierna a España. ¿Acaso el
poder no procede del pueblo? ¿Es que no se percatan de que el propio Gobierno
está asfixiando al pueblo? ¿Cómo no ven que la vida ciudadana cada vez se
asemeja más a una arcada nacional?
Quisiera
contarle al señor Victoria quiénes han defendido verdaderamente la democracia
española. Son muchos, pero nombraré solo a unos cuantos, a los que tuve el
honor de conocer: el comunista, antisistema del sistema del señor Victoria,
Simón Sánchez Montero, luchador infatigable, tantas veces y durante tantos años
encarcelado, honesto y coherente hasta los tuétanos. Enrique y Javier, que
murieron asesinados en su despacho laboralista de Atocha, junto con tres
compañeros asesinados más y otros cuatro compañeros más, gravemente heridos.
Quisiera que Salvador Victoria pudiese quedarse, a pie de cama, en el hospital,
unos minutos de una larguísima noche con Dolores, con su cara destrozada por un
balazo y sin saber aún que Francisco, su pareja, estaba ya en la morgue. Eran
comunistas y de Comisiones Obreras, luchaban por un sistema que a ojos de
Victoria sería antisistema y por una democracia que a juicio de Victoria sería
antidemocrática. ¡Qué asco!
Los
golpistas del 23F de hace 32 años, los asesinos de mis compañeros de Atocha,
los carceleros de Simón, los asesinos de Yolanda González Martín (policías, guardias
civiles, militares, ministerio del Interior, Fuerza Nueva, ultraderechistas de
todo tipo y pelaje, en perfecta connivencia y mezcolanza) nunca fueron
considerados antisistema y antidemócratas.
Por eso siento tanto asco esta mañana del 24 de febrero de 2013. Por eso
siento tan vivamente el asco que llena el ánimo de millones de españoles y
españolas, víctimas de una estafa mundial y un golpe de estado financiero para
beneficio exclusivo de los amantes y defensores del sistema y de la democracia
de Salvador Victoria. ¡Qué asco!
Comprendo tu asco, pero voy más allá y estas declaraciones solo fomentan el odio, casi justifican la violencia y la rabia que ya no se puede contener.Estos que presumen de demócratas y mayorias absolutas que van vilipendiánado la memoria de los que más lucharon contra el regimen franquista , dejándose la vida en muchos casos ( como bien reflejó Marcos Ana en sus memorias), ellos que han criminalizado el término comunista y han dejando carente de significado el socialismo. Estos que se ríen del pueblo y mienten sin sonrojarse, nos dan ahora clases de libertades y democracia?..Más que asco.
ResponderEliminarArticulo muy coherente,muy real y muy bien argumentado.esa es la palpable realidad de esta derechoma extrema,no de recibo,da autentico vomito contemplar su comportamiento.
ResponderEliminarUnha aperta moi agarimosa
http://intentadolo.blogspot.com.es/
Muy buen articulo,muy bien argumentado,muy bien plasmada la realidad de la derechona extrema de este pais.es vomitivo contemplar su comportamiendo,siguen teniendo el mismo comportamiento que sus abuelos.
ResponderEliminarUnha aperta agarimosa
http://intentadolo.blogspot.com.es/