DIARIO.ES 1/03/2013
"La
falta de control del sector financiero ha incrementado el riesgo de un nuevo
crash financiero mundial cuyas consecuencias podrían ser peores que el
anterior", afirma la autora de 'El informe Lugano II': "Internet es
una buena herramienta para organizarse, pero la protesta debe estar en la calle
si quiere triunfar"
La
presidenta de honor de Attac Francia, Susan George. EFE / Sergio Barrenechea
Son
ricos y quieren serlo mucho más. Podrían haberse citado en la última cumbre de
Davos o no, porque son a un tiempo realidad y ficción. Se llaman Los
solicitantes, y buscan respuestas para mantener el capitalismo por encima
de todo, incluso si eso implica acabar con la democracia. Este es el hilo
argumental del último libro de Susan George, El Informe Lugano II
(Deusto), en el que la politóloga y analista franco americana y presidente de
honor de Attac analiza la realidad y la motivación que se esconden tras lo que
nos están contando de la actual crisis. A sus 79 años, George sólo tiene un
objetivo: que sus lectores se den cuenta que lo que está pasando es un montaje
para que los ricos sigan ganando la batalla de la lucha de clases y se
conciencien de que sólo con la lucha callejera es posible plantarles cara.
"Esta
vez, vamos a liquidar la democracia". Este es el inquietante subtítulo que
usted ha elegido para su último libro El Informe Lugano II. ¿Tanto mal
hace la democracia al grupo de multimillonarios de Davos que protagoniza su
relato?
En
mi libro hay un grupo ficticio de ricos, que yo llamo Los solicitantes,
y que buscan asesoramiento para consolidar los privilegios del capitalismo. Por
su puesto, la democracia es incómoda para ellos. Se han conseguido demasiados
avances para las clases medias en los últimos años del siglo XX, un Estado del
Bienestar que es muy caro, muy permisivo y que no les interesa. No quieren que
los trabajadores tengan tantos derechos, no quieren ayudas para nadie... Lo que
quieren es que se vuelva a la situación de sumisión que tenían a principios del
siglo XX por lo menos.
Un
resultado tan caótico como el de las últimas elecciones italianas, ¿facilita la
tarea de destruir la democracia?
Cuando
escribí mi libro no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir en Italia. Pero la
verdad es que no me sorprende. Es normal que el apoyo a Monti se desmorone ya
que ha sido él quien ha aplicado las medidas restrictivas dictadas por Europa.
Que resurja el apoyo a Berlusconi se puede entender ya que la gente puede
pensar que antes se estaba mejor. El problema es que su populismo como el de
Beppe Grillo son peligrosos. El nivel de corrupción y manipulación con el
populismo en el poder es mucho más alto y eso sí que es un atentado contra la
democracia.
El
Informe Lugano II ofrece cifras muy inquietantes respecto al poder financiero
mundial. Por ejemplo, que el mercado de derivados es mucho más grande, las
agencias de rating siguen dominando a pesar de sus fallos reconocidos. ¿Por qué
hay tanta negligencia en las élites políticas para aportar soluciones mientras
siguen actuando al dictado que marcan los mercados?
Los
banqueros tienen mucho poder. Ellos pueden elegir quién es elegido y quién no.
Esto es muy claro en EEUU. Pero en Europa también tenemos ejemplos de su poder
en la sombra. El Gobierno francés, por ejemplo, presume de haber hecho una ley
que separa los bancos de inversión de la banca minorista, que en teoría quiere
evitar los riesgos en los que incurrió la crisis de 2008. Ese texto ha sido
sometido a debate parlamentario y se ha invitado a los grandes poderes
financieros a comentarlo. Uno de los grandes banqueros del país, un
representante de Société Générale, dijo que la ley, tal y como estaba redactada
apenas le preocupaba ya que en el peor de los casos afectaría al 1% de su
negocio. Es decir, los grandes titulares en prensa ensalzarán una nueva
legislación de control a la banca, pero la realidad es que siguen igual. Es
sólo marketing social.
Lo
que ocurre es que, básicamente los políticos no quiere enfrentarse al sector
financiero que es el más poderoso de la sociedad. Los políticos los temen, o
incluso los admiran. Realmente Sarkozy los admiraba y yo creo que Obama
también. Y por otro lado, los ricos, como decía Adam Smith,"siempre
quieren más para ellos y nada para los otros".
En
su primer informe Lugano usted acertó con la predicción de que llegaría una
crisis financiera mundial. Ahora, este segundo también advierte de que un
segundo crash es posible y de ser así, sí que podría acabar para siempre con el
capitalismo.
Temo
una nueva crisis del sistema financiero. En mi libro explico que las 50
principales empresas del mundo están muy correlacionadas. Esto no es ficción si
miras quién controla a quien en el mundo transnacional. Las más interconectadas
están en el borde de cuchillo. Si la economía va bien no pasará nada, pero si
algo va mal en alguna de ellas, todas caerán como un dominó. Además, 48
de esas compañías son grandes entidades financieras. Esto significa que sí, que
un nuevo Lehman Brothers es posible, porque nadie tras el anterior crash ha
sido capaz de poner al sistema financiero bajo control.
Usted
se ha pasado años liderando la reivindicación de una Tasa Tobin para las
finanzas. ¿Qué opina de la aprobada ahora por la Unión Europea?
Es
un triunfo y una derrota al mismo tiempo. Es una victoria porque por fin han
aceptado, algo que nos habían negado una y otra vez, que es posible tasar las
transacciones financieras. Pero el problema es lo que van a hacer con el
dinero. Nuestras reivindicaciones de que fuera destinado a ayudas al tercer
mundo y a los necesitados de nuestras sociedades no han sido escuchadas y lo
más probable es que todo lo recaudado, que será alrededor de unos 35.000
millones de euros, vaya directamente al presupuesto de los países. Y eso
es una derrota.
Insiste
en su libro en decir que es mentira la afirmación tantas veces repetida de que
"hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". ¿Tan tontos
somos los ciudadanos como para que la mayoría haya interiorizado esa culpa como
real y verdadera?
La
propaganda institucional es muy potente. Si te están lanzando ese mensaje
insistentemente un día tras otro y en todos los lugares, acabas creyendo que es
verdad. Los argumentos para desmontarlo no tienen la misma difusión, mucha
gente los desconoce. La situación extrema que estamos viviendo es por la
crisis que provocaron los banqueros no por lo que ha hecho el pueblo.
Una
parte del pueblo sí se ha dado cuenta y ha salido a protestar a la calle. Estas
protestas inquietan mucho a sus ricos de Davos, aunque en el fondo están
tranquilos porque ven que los ciudadanos no consiguen unirse lo suficiente.
¿Están perdiendo potencia movimientos como el 15M?
El
pueblo tiene que luchar, reaccionar frente a las agresiones. Estos movimientos
sociales son la mayor preocupación de los multimillonarios que quieren mantener
el capitalismo más extremo a toda costa. Pero los indignados tiene que
saber que la lucha sólo en sus propios países o por sus propios
intereses no es suficiente. No es suficiente luchar ante Rajoy o ante Silvio
Berlusconi. Porque en el mejor de los casos podrían ganarles a ellos, pero eso
ahora en el contexto europeo no significa nada. El poder está en el BCE, en el
FMI. Ni Rajoy ni François Hollande pueden hacer frente a esos poderes
supranacionales.
Tampoco
las feministas, los ecologistas, los homosexuales por sí solos tienen mucho que
hacer. Lo que más me gustaría es ver cómo los movimientos de los indignados de
toda Europa se unen con los sindicatos de toda Europa para hacer protestas a
nivel internacional. Ese es el poder del pueblo.
Una
cosa me ha sorprendido mucho de su libro. El grupo de Davos aboga por mantener
a los activistas protestando en internet, mientras se les mantenga lejos de las
calles. ¿No es internet el mejor canal para organizarse socialmente?
Internet
es una herramienta estupenda, pero no es el lugar donde tiene que llevarse a
cabo la revolución. La revolución no está en la web, está en la calle, con
lobbys que planten cara a los lobbys de los ricos en las mismas condiciones,
con una buena definición de los objetivos que se quieren conseguir y una buena
estrategia de unión para llegar a todos ellos. Internet se puede utilizar para
facilitar la información y la documentación que la gente necesita para formase
y a apoyar la lucha callejera, pero la protesta sólo en web no tiene potencia.
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