Día casi primaveral cuando no sopla el cierzo. Adrián,
Marisol, Félix y Jorge han estado hoy en el portal de la Consejera con el
perroflauta motorizado.
Mucho tiempo ya sin que la policía pida la identificación
de las personas en el portal de la Consejera. Pasan los coches de la Policía
Local y la Nacional, responden al saludo que el perroflauta motorizado les hace
desde el portal. Formamos parte ya del “mobiliario urbano” de la calle Alfonso
I, dan por supuesto que llevamos mucho tiempo ya allí. Hubo un tiempo en que
arreciaron las furgonetas policiales, las identificaciones, los conatos de
amedrentar, hasta llegar a la multa. Ahora el Delegado del Gobierno en Aragón
duerme, las cachiporras están custodiadas en el armario del policía, nuevas
leyes acechan a la espera de que la multa se agrande y la cachiporra sea el
mayor falo de la seguridad ciudadana que quieren desde el Gobierno.
Gustavo Alcalde, Delegado del Gobierno de España en
Aragón, debería estar solo, en un cubículo solitario, para allí reflexionar
largo y tendido sobre su afán sancionador contra cuant@s se muevan en dirección
indeseada o disientan de lo que corresponde a la mayoría silenciosa de Rajoy.
La Sección 16ª de la Audiencia Provincial de Madrid
considera en un auto que el escrache realizado por la Plataforma de Afectados
por la Hipoteca en abril de 2013 alrededor del domicilio de la vicepresidenta
del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, es “un mecanismo ordinario de
participación democrática de la sociedad civil” y es “expresión del pluralismo
de los ciudadanos”. En otras palabras, que no parece haber delitos de
coacciones, manifestación ilícita, desórdenes públicos y desobediencia a la autoridad,
como quería el fiscal. Todo ella me lleva a concluir que el verdadero escrache
lo sufren diariamente los desahuciados, los arrojados a la calle, los enfermos
crónicos y tantos otros, de los que no se ocupa jamás de los jamases el
ministerio público. Y eso que 2013 ha sido el año en que más desahucios se han
producido en este país, en vías de recuperación según la propaganda oficial del
Gobierno central y periféricos.
Para mayor abundancia, el titular
del Juzgado de Instrucción número 2 de Teruel ha archivado las diligencias
abiertas por un escrache realizado en 2013 al diputado nacional del PP Santiago
Lanzuela, expresidente de Aragón, por no ser los hechos "constitutivos de
infracción penal alguna". Concretamente, el 14 de abril de 2013 hubo una concentración
de ciudadan@s frente al domicilio de Lanzuela en Cella (Teruel) sin que,
durante el mismo, se realizaran "descalificaciones o acusaciones
personales", según dicta el mencionado auto.
Gustavo Alcalde, Delegado del
Gobierno de España en Aragón, debería repensarse cuáles son los motivos reales
para sancionar al perroflauta motorizado y a Marisol con 200 euros por negarse
a abandonar el portal de la Consejera, sin que la policía adujese otras razones
que “órdenes recibidas”. O la sanción de
1.500 euros impuesta al compañero Pablo Híjar como represalia por el escrache
que 9 de abril de 2013 Stop Desahucios
realizó en Zaragoza en las inmediaciones del domicilio de Eloy Suarez (diputado
y concejal del Partido Popular).
Esas órdenes apuntan, directa o
indirectamente, al Delegado del Gobierno, al que se le debe suponer que conoce
el fundamento político, social y ético de dichas órdenes, que actualmente
chocan frontalmente con las últimas resoluciones judiciales sobre escraches y
similares.
Gustavo Alcalde resuelve multar por vía
administrativa, al margen de la vía judicial, al igual que el ministro
Fernández Díaz suspira por que entre en vigor su Ley de “Protección” de la
“Seguridad Ciudadana”, con sanciones de una cuantía enorme y aplicables igualmente
por vía administrativa. El dictamen de la justicia, pues, les sobra. Les vale
ante todo la cachiporra. La cachiporra de la policía y la cachiporra de las
sanciones y las multas.
Quizá detraigan de mi pensión el importe de
la multa de 200 euros, más los intereses de demora y otros gastos derivados del
no pago. Eso seguirá siendo un robo y un expolio, pero será también algo
anecdótico. Lo principal y fundamental es que, tarde o temprano, el Delegado
del Gobierno de España en Aragón, Gustavo Alcalde, tendrá que exponer los
motivos de dicha sanción. La desobediencia a las órdenes de los agentes fue
precedida de una respetuosa y cívica pregunta a esos agentes acerca de los
motivos por los que había que abandonar ese lugar de la vía pública, obteniendo
únicamente a cambio como respuesta: “órdenes recibidas”.
Tengo demasiado respeto por la política,
por la vida de la “polis”, para aceptar que un Delegado del Gobierno central en
mi tierra es capaz de comportarse como un sátrapa o un mamporrero de tres al
cuarto. Sigo esperando una respuesta: ¿por qué y para qué esa sanción, señor
Delegado?, ¿a qué viene esa sanción?
Estaré esperando cada mañana esa respuesta
en el portal de la Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del
Gobierno de Aragón, María Dolores Serrat.
Hasta el próximo día, adentrado ya el
noveno mes en el portal de la Consejera aragonesa de Educación.
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